Canadá se ha convertido en el primer país industrializado en legalizar el consumo recreativo del cannabis y ya trascendió que el primero en encenderse, hoy, un cigarrillo de marihuana, comprado en libertad, fue un habitante de Terranova, la provincia más al este de Canadá. Luego, gradualmente, fueron abriendo los negocios en las 13 provincias del país, que se convirtió en el segundo del mundo, tras Uruguay, en darle legalidad a la marihuana para uso recreativo, después de Uruguay.

Se trata de un avance muy esperado que llevó a cabo el premier, Justine Trudeau, quien había hecho de la liberalización del cannabis uno de los puntos fuertes de su campaña electoral, en un país que confima así cierto imaginario de vocación progresista. El dirigente cumplió con su promesa y de Montreal a Vancouver, de Winnipeg a Calgary, hubo una noche de fista, con filas interminables ante los distribuidores de la hierba, además de festejos privados para celebrar el fin del prohibicionismo. Ahora comprar cigarrillos preparados, flores de marihuana frescas o secas, aceite de cannabis se puede hacer, en cantidades establecidas por las nuevas reglas, con facilidad y sin correr el riesgo de infringir la ley. Reglas según las cuales una persona adulta puede tener consigo y compartir con otros adultos hasta 30 gramos de cannabis seco, suficiente para preparar 60 cigarrillos "normales".

El cannabis comestible -como las galletas, los caramelos, la mantequilla de maní o el café a base de marihuana- seguirá siendo ilegal por un año. Sí se permitirá cultivar en las casas hasta cuatro plantas de marihuana para uso doméstico en el hogar. En tanto, para aquellos que han sido condenados por posesión ilegal de la hierba, se trabajará en una especie de amnistía y la cancelación de las multas por 631 dólares canadienses. En resumen, una verdadera revolución destinada a tener un enorme impacto en el tejido social, cultural y económico del país. De hecho, la carrera por el "oro verde" y por apoderarse de las licencias ya comenzó hace algún tiempo, en el marco de un negocio que se espera que alcance una facturación de más de 5 mil millones de dólares para 2020. Sin contar los ingresos del turismo a través de la frontera con el Estados Unidos, un país en el que aún la marihuana recreativa todavía está prohibida en muchos estados.