El reguetón sobrevive en Cuba pese a rumores de que sería prohibido, aunque muchos miran a ciertos reguetoneros con rechazo por sus letras "vulgares" y discriminadoras de las mujeres. La modalidad musical que según autores fue creado en Panamá o Puerto Rico tiene arraigo en la isla, reconocen analistas y organizaciones que también ven en ese ritmo una amenaza a la cultura.

Expertos locales han criticado con frecuencia los textos por agresivos, sexualmente explícitos, obscenos y especialmente rechazan las "letras" que proyectan a las mujeres como objetos sexuales. El reguetón y la polémica que lo acompaña se han extendido conjuntamente en los últimos años especialmente entre jóvenes. "Lo escuchan sin criticarlo con equipos portátiles propios", comentó a ANSA Ariel Fernández, estudiante universitario, quien confesó que "hubo una etapa en que lo escuché solo porque me atraía a bailar". Daniel, de 15 años de edad, lo escucha, por su parte, a escondidas de su familia. Una de las canciones que suele oír lanza "malas palabras" a diestra y siniestra, confiesa. "Mi mamá me ha quitado mi grabadora varias veces para que no la escuche pero a mi me gusta", afirmó. Uno de los interpretes más escuchados en la isla es El Chacal, a quien denominan como "Demonio de la fama", pero paradójicamente las canciones del interprete mezclan en realidad el género con otros tradicionales como la balada y el merengue, logrando una música muy popular y movida. Hace algún tiempo la banda cubana de Orishas, emblemática en Cuba, acusó a los reguetoneros de ser muchos de ellos "advenedizos en busca de billetes".

El grupo advirtió que esa práctica "ha enlodado" esa vertiente musical sumida en una época que consideran de sequía creativa. Además rechazó los "textos humillantes". Las organizaciones Federación de Mujeres Cubanas y la Editorial de la Mujer de Cuba han denunciado, en numerosos espacios, como problema social la "deformaciones" que ven en el trato de los mujeres en contenidos del reguetón. Sin embargo, existen advertencias de expertos y medios culturales que respaldan el sistema de que el machismo y vulgaridad de ese ritmo no se puede combatir con prohibiciones. Quizá por ello el reguetón sigue "en la calle", opinó Alina Bermúdez, de 20 años de edad, que ha hecho estudios de música. "No creo que los jóvenes escuchen demasiado las letras. Conozco a muchos que les gusta esa música porque pone a bailar a la gente", dijo. Pero aclaró que "cuando hablan mal de la mujer me voy de la fiesta si no quitan esa música", dijo.