MONTEVIDEO (Uypress) - Un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que el sobrepeso en Uruguay afecta a 3 de cada 5 adultos, una de las cifras más altas de la región, e insta a tomar medidas urgentes para responder al desafío creciente de la mala alimentación. La malnutrición pone en riesgo el cumplimiento de varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), advierte un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) la semana pasada, junto a la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP). Pese a que América Latina y el Caribe (ALC) ha mostrado avances considerables en la eliminación del hambre, lograr la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición en las últimas dos décadas; persisten desafíos relacionados con la alimentación y emergieron otros como el sobrepeso y la obesidad, advierte el Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional 2019.<http://www.fao.org/americas/publicaciones-audio-video/ panorama/2019/es/>.

El Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional 2019 demuestra que la región está peor que el resto del mundo en la mayoría de los indicadores de malnutrición relacionados a la ingesta excesiva de calorías: el sobrepeso se ha duplicado desde la década de los setenta, y afecta hoy al 59,5% de los adultos, es decir 262 millones de personas. Mientras, a nivel global, la tasa es 20 puntos porcentuales menor: 39,1%. En cuanto a la obesidad, el aumento más considerable en adultos se observó en el Caribe, donde el porcentaje se cuadruplicó, pasando de 6% en 1975 a 25%, un incremento en términos absolutos de 760 mil a 6,6 millones de personas. "El explosivo aumento de la obesidad -que afecta al 24% de la población regional, unos 105 millones de personas, prácticamente el doble del nivel global de 13,2%- no sólo tiene enormes costos económicos, sino que amenaza la vida de cientos de miles de personas", explicó el Representante Regional de la FAO, Julio Berdegué. Según el informe, cada año mueren 600 mil personas en América Latina y el Caribe debido a enfermedades relacionadas con la mala alimentación, como diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares, llamadas Enfermedades No Transmisibles. La alimentación inadecuada está asociada con más muertes que cualquier otro factor de riesgo y amenaza a las futuras generaciones, ya que la obesidad tanto en la niñez como en la adolescencia se ha triplicado entre 1990 y 2016.

Uruguay se encuentra dentro del grupo de países con las mayores prevalencias de sobrepeso en adultos: 62,9%. Como consecuencia de esta realidad, el informe indica que las enfermedades no transmisibles causaron al menos el 80% de las muertes durante el último trienio. "Debemos actuar ahora para revertir esta tendencia y evitar que los niños sufran las consecuencias de la mala alimentación en su salud y en su calidad de vida futura", sostuvo la Directora de la OPS/OMS, Carissa Etienne. "Para lograrlo, necesitamos del compromiso de toda la sociedad y de políticas públicas que regulen los productos alimenticios malsanos, creen entornos propicios para la actividad física y promuevan la alimentación saludable en la escuela y en la mesa familiar", agregó la titular de la agencia de Naciones Unidas especializada en Salud. Frente a esta realidad, es urgente promover entornos alimentarios más saludables mediante impuestos e incentivos fiscales que favorezcan una alimentación adecuada, sistemas de protección social, programas de alimentación escolar y regular la publicidad y la comercialización de alimentos. Las agencias que realizaron el informe subrayan la importancia de mejorar el etiquetado de alimentos con sistemas de advertencia nutricional frontal, asegurar la inocuidad y calidad de los alimentos que se comercializan en la calle, y reformular la composición de ciertos productos para garantizar su aporte nutricional.

CAMBIOS EN EL ENTORNO ALIMENTARIO

El informe presenta un análisis detallado de cómo ha cambiado el entorno alimentario de la región, entendido como espacio de interacción entre las personas y las condiciones físicas, económicas, políticas y socioculturales que influye en la manera en que se adquieren, preparan y consumen alimentos. Las ventas de productos ultraprocesados son las que más crecen en América Latina, lo que incrementa la exposición de la población a cantidades excesivas de azúcar, sodio y grasas. Entre el 2000 y 2013, el consumo de productos ultraprocesados creció más de 25%, y el consumo de comida rápida creció casi un 40%. En el caso de Uruguay, el aumento fue de 146,4% en ese periodo (ver página 50 del informe). "En América Latina y el Caribe, demasiados niños y niñas comen muy poca comida saludable y demasiada comida procesada", dijo Bernt Aasen, Director Regional interino de UNICEF para América Latina y el Caribe. Bernt añadió que "casi uno de cada cinco niños y niñas menores de 5 años está desnutrido o tiene sobrepeso, lo que le impide crecer bien. Es una tarea de todos que la comida saludable esté disponible y sea asequible para todas las familias, especialmente las más vulnerables". El informe advierte que la expansión de las cadenas de supermercados y la preponderancia que han tomado las grandes industrias procesadoras de alimentos es otro gran cambio que ha experimentado el entorno alimentario regional. Esto explica en parte que los productos ultraprocesados estén disponibles en todas partes y a menor precio que la comida nutritiva. Como consecuencia, los pobres son quienes más sufrieron estos cambios, ya que hoy para este grupo de población puede resultar más caro comer sano que comer mal.

PROPUESTAS DE ACCIONES INTERSECTORIALES

Los ciudadanos pueden informarse y aprovechar los medios que se encuentran a su disposición para conocer sus deberes y derechos y exigir que sus entornos alimentarios promuevan dietas saludables y una alimentación nutritiva. Al sector público le corresponde desarrollar políticas públicas que protejan y promuevan la alimentación adecuada ampliando el acceso físico y económico a alimentos nutritivos, mejorando el acceso y uso de la información y desarrollando habilidades para que los ciudadanos ejerzan su derecho a la alimentación saludable. Además, es responsable de regular los entornos alimentarios y de garantizar su fiscalización. El sector privado ha presentado avances en cuanto a la reformulación e innovación de productos con el objetivo de ofrecer opciones de alimentos que ayuden a las personas a llevar una alimentación nutritiva y equilibrada. Sin embargo, no todas las industrias de alimentos tienen la capacidad o la voluntad de promover una alimentación nutritiva y dichas industrias son actores importantes en los entornos alimentarios.

RESPUESTAS REGIONALES PARA PROMOVER ENTORNO ALIMENTARIOS MÁS SALUDABLES

La región ha reaccionado ante el alza de la malnutrición mediante una serie de políticas públicas. Países como Chile, Ecuador, Perú y Uruguay han implementado leyes de etiquetado de alimentos, que le permiten a los consumidores tomar mejores decisiones al momento de la compra. Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, México, Perú, Panamá y Uruguay han mejorado la regulación sobre publicidad de alimentos y por lo menos 13 países de la región cuentan con medidas ficales y de carácter social para favorecer una alimentación adecuada. Según el Panorama, los programas de protección social, alimentación escolar, los sistemas públicos de abastecimiento y comercialización de alimentos y las políticas que promueven la inocuidad y calidad de los alimentos son fundamentales para mejorar la nutrición. "Si expandimos los programas de protección social en nuestra región, enfrentaríamos mejor la doble carga que el hambre y la obesidad representan para comunidades y familias", dijo el Director Regional del WFP, Miguel Barreto. "Son dos caras de la malnutrición", señaló. Los programas de protección social cubren hoy a más de 200 millones de personas en América Latina y el Caribe, incluyendo 85 millones de escolares que reciben desayunos, meriendas o almuerzos.

LA LUCHA CONTRA EL HAMBRE, UN DESAFÍO VIGENTE

Según el Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional 2019 <http://bit.ly/PanoramaSAN2019>, América Latina y el Caribe tiene menores tasas de subalimentación en adultos que el resto del mundo (6,5% para la región versus 10,8% mundial), desnutrición crónica infantil (9% versus 21,9%) y mucho menores tasas de desnutrición aguda infantil (1,3%, versus 7,3% a nivel global). Las agencias de Naciones Unidas autoras del informe también advierten sobre el aumento preocupante del hambre en la región, que ha vuelto a crecer en 4,5 millones de personas desde 2014 -un aumento del 11%- alcanzando 42,5 millones en 2018, su punto más alto de la última década. En ese orden, el indicador de inseguridad alimentaria moderada o grave en América Latina se incrementó de forma considerable: pasó del 26,2% al 31,1% entre los trienios 2014-2016 y 2016-2018. Esto produjo que más de 32 millones de personas se sumaran a los casi 155 millones que vivían en inseguridad alimentaria entre 2014 y 2016. Sin embargo, el informe indica que, en Uruguay, el porcentaje de personas subalimentadas fue inferior al 2,5% entre 2016 y 2018 (al igual que Brasil y Cuba) y que esa cifra se mantiene estable. En tanto, los datos recopilados por el Instituto Nacional de Alimentación de Uruguay, actualizados en junio de 2019 con los últimos nú- meros disponibles en el país, se- ñalan que la emaciación (peso inferior al esperado para la altura de una persona) era de 0,8% en 2018. Con el fi de apoyar al país en la elaboración de políticas públicas basadas en evidencia para fortalecer su respuesta al desafío que plantea la mala alimentación para el bienestar de la población uruguaya, un equipo multidisciplinario de la Universidad de la Repú- blica, supervisado por una ofiial técnica de la FAO, está recopilando los datos disponibles en el país en materia de alimentación y salud. Los resultados deberán visibilizar las consecuencias de la mala nutrición en la salud de los uruguayos e identifiar formas de prevenir enfermedades a través de políticas enfocadas en mejorar los hábitos alimenticios.