Chile suma once años con un régimen de lluvias por debajo de los niveles usuales, soporta un 2019 "extremadamente seco", el gobierno está en alerta pues la sequía extrema puede causar estragos y llama a cambiar las costumbres en el uso del agua. La situación del déficit de lluvias este año impulsó a las autoridades a que declaren 2019 como "el año con menores precipitaciones en la historia desde que se tiene registro". Los ministros de Obras Públicas, Alfredo Moreno, y Agricultura, Antonio Walker, entregaron hoy en La Moneda cifras actualizadas que dan cuenta de cómo se ha agudizado la escasez hídrica en el país, sus efectos en la agricultura y las nuevas medidas para paliar sus consecuencias. Hasta ahora, siempre se hablaba de 1967 como el año más seco de la historia. Pero hoy se acumulan 11 años consecutivos con precipitaciones bajo lo niveles habituales.

"Estamos terminando un 2019 extraordinariamente seco. Esta situación, inédita en el país, ha evolucionado rápidamente pasando en poco tiempo de una situación crítica a una aún peor, que está generando una reducción acelerada de la disponibilidad hídrica y a la que se han sumado fenómenos de altas temperaturas sin precedentes en nuestra historia", resaltó Moreno. Añadió que se requiere implementar nuevas medidas a las ya ejecutadas y desplegar una "campaña que ayude a tomar conciencia de la urgencia de cambiar nuestra manera de consumir agua". El ministro Walker describió la realidad del mundo agrícola. "Estamos enfrentando la sequía más grande de Chile y nuestra primera tarea es asegurar la temporada de riego en las seis regiones con emergencia agrícola. ?Este es uno de los escenarios más complejos que le ha tocado al agro y lo estamos apoyando con medidas concretas", precisó.

Mencionó los 38,4 millones de dólares para usarlos en forraje, alimentación para las abejas y riego. Además de otros 12,8 millones para riego junto a 53,8 millones de dólares para tecnificar el riego de 18.000 hectáreas en regiones con emergencia agrícola. "Esto nos permite usar la mitad del agua, y quiero hacer un llamado a hacer un uso responsable del agua y entre todos cuidarla", exhortó Walker. El abastecimiento de agua potable en zonas rurales, el de las ciudades y el sector agrícola son los tres sectores más afectados por la grave sequía. Entre las regiones de Atacama y Maule, 1.000 kilómetros de longitud, las precipitaciones acumuladas a noviembre presentan déficits entre 97% y 66%, con un promedio de 75%. El agua caída en esta zona es menos de la mitad que las precipitaciones de 2018. En la Región Metropolitana, 2019 es el undécimo año consecutivo con precipitación bajo el promedio histórico.

Los caudales en los ríos presentan la misma tendencia a la baja: a noviembre, todos los ríos entre el Huasco y el Maule registran caudales bajo el promedio y varios bajo sus mínimos históricos (Aconcagua, Mapocho, Cachapoal y Maule, entre otros). El río Aconcagua -que baña la región de Valparaíso- tiene menos de la mitad del caudal que el año pasado a esta misma fecha. Entre noviembre de 2018 y 2019 el caudal del Mapocho -río que cruza Santiago- disminuyó en un 63%, lo que corresponde al caudal más bajo de los últimos 30 años. El volumen almacenado en embalses de agua potable también se encuentra en una situación crítica y tan solo entre julio y noviembre ha disminuido de 125 a 75 millones de metros cúbicos. Moreno insistió en la importancia de tomar conciencia global del problema que afecta a gran parte del país.

"Enfrentar esto no es solamente una tarea de las instituciones públicas o de las empresas sanitarias, sino que es una tarea de todos" y enumeró la importancia de medidas sencillas como duchas más breves, reparar o cerrar bien las llaves, regar de noche, reutilizar el agua. A nivel de grandes consumidores de agua, se han hecho gestiones ante municipalidades y empresas, para que reduzcan su consumo en al menos un 10%. Añadió que las empresas sanitarias han comprometido obras para enfrentar la sequía por 700 millones de dólares, dentro de las que se incluyen la incorporación de nuevas fuentes de agua cruda (desalinización, pozos), ampliación de capacidad de producción de agua potable y obras para reducir las pérdidas. Además, se le ha exigido a las sanitarias adelantar obras como la construcción de pozos profundos, ampliación de plantas de producción de agua potable, refuerzo de obras de interconexión de matrices.