Bajo severas medidas de seguridad comenzó la 61 edición del legendario Festival de la Canción de Viña del Mar, en Chile, enmarcado por el nuevo contexto político que instaló el 18-O. Este año, habrá una presentación más austera, de hecho ya se canceló la gala previa en atención a la molestia social que estalló el 18 de octubre en protesta por las grandes desigualdades y la falta de oportunidades. Hasta último minuto se pensó que el evento musical se iba a suspender, tal como se hizo con los actos masivos de noviembre, Foro Asia Pacífico (APEC), y en diciembre la Cumbre del Cambio Climático (Cop25). Sin embargo, primó la idea de dar una señal de normalidad a la ciudadanía.

Algunos recuerdan que hubo peores climas, como la confrontación política en febrero de 1973 -previo al golpe militar de septiembre- que obligó a suspenderse tras la cuarta noche o en 1988, año marcado por el Plebiscito que frustró la idea del dictador Augusto Pinochet de permanecer otros ocho años en el poder. Ya ninguna autoridad política se atreve a asistir a la Quinta Vergara. Desde hace un tiempo, todos le temen al "Monstruo" como se denomina al público guapo que no escatima en botar estrellas de los escenarios. La cuestionada alcaldesa de Viña del Mar, Virginia Regginato, será este año la excepción, y ya anticipó que no faltará ni una noche porque es la anfitriona. El intendente (jefe de Gobierno) de Valparaíso, Jorge Martínez, intentó minimizar las prohibiciones dispuestas por carabineros y organismos de seguridad y no quiso revelar el número de policías que habrá en el lugar.

"Es básicamente lo mismo que se hace todos los años en la Quinta Vergara pero para este año, por las razones que todos conocemos, este plan ha sido potenciado en mayor personal", con más contingente de las policías y de seguridad, aseveró. Se trata de "dos anillos externos de seguridad. Uno, el tradicional, en el costado externo de la Quinta Vergara, y un segundo anillo que se encuentra limitado en el par vial Viana-Alvarez, desde la calle Etchevers hasta la calle Quillota, en ambos extremos, y hacia el estero hasta la calle Valparaíso". Preciso que en ambos anillos de seguridad externos habrá control de las personas que ingresan al evento, para lo cual deberán presentar el carné de identidad y su ticket. Además, se impedirá el ingreso al recinto de cualquier elemento "que pueda eventualmente causar un daño a terceros, es lo que se quiere evitar a toda cosa", dijo Martínez.

No habrá estacionamientos al interior de la Quinta Vergara (predio de 35 hectáreas), "salvo los vehículos de emergencia, vehículos policiales y el de traslado de artistas", dijo Martínez. La noche inaugural abrirá los fuegos el consagrado puertorriqueño Ricky Martin, en su sexta aparición en el escenario de Viña luego de su debut en 1993. Ese mismo día actuará junto al ex Menudo, Pedro Capó, quien acaba de ganar un Latin Grammy con el tema "Calma". El humor estará a cargo de Stefan Kramer, el mejor imitador hoy en Chile que hace 10 años inmortalizó sus recreaciones de Sebastián Piñera, el extenista Marcelo Ríos y al entonces animador de Viña, Sergio Lagos, entre muchos otros.

La segunda noche mostrará la fuerza femenina chilena con Mon Laferte, de quien se aguarda alguna referencia a la crisis social; Francisca Valenzuela y Javiera Contador en el humor. La tercera jornada se concentrará en la generación más adulta con la mexicana Ana Gabriel y el dúo argentino Pimpinela. El toque de humor lo pondrá Ernesto Belloni. El miércoles 26 de febrero es la noche romántica con el español Pablo Alborán y el argentino Luciano Pereyra. Los encargados de hacer reír a la Quinta Vergara serán Fusión Humor. La penúltima noche será para la banda musical de pop rock estadounidense Maroon 5 para luego seguir con el humorista chileno Paul Vásquez "El Flaco". La noche cerrará con el romanticismo del brasileño, Alexandre Pires. Cerrará la última noche al ritmo del cantautor también puertorriqueño, Ozuna; el humor de Pedro Ruminot, luego las canciones de los chilenos Denise Rosenthal y el grupo de cumbia Noche de Brujas.