Por las dudas: esta carta se la escribiría a cualquier gobierno, sin importarme su color. Lo he demostrado. Desde el principio asumí que el nuevo gobierno tuvo que afrontar una situación desconocida y muy grave y traté de aportar mi poco conocimiento y sobre todo mi comprensión y apoyo. No me arrepiento. Las cosas cambiaron radicalmente, tanto con la situación de la pandemia como con la actitud del gobierno y, en el medio, estamos los uruguayos. Las cifras diarias y acumuladas son evidentes, crecen los contagios al mayor ritmo de toda la región por número de habitantes, crece número de casos activos, más de 10 mil, y de los internados en CTI y la positividad hace tiempo que supera el 10%. ¿Para ustedes eso nos es grave?, ¿no merece una sola palabra en la conferencia de prensa del día de ayer, martes 16 de marzo 2021?

Ayer se dijeron cosas muy graves, entre sonrisa y sonrisa. Las perillas no las maneja la gente, las tiene que manejar el gobierno, fue una manera de lavarse las manos, como la no obligatoriedad de concurrir a clase. Ni siquiera se hizo la mínima mención para reforzar la obligación a la responsabilidad de todos como se hacía anteriormente, por parte del gobierno. Y en toda la conferencia de prensa ni desde el gobierno ni desde la prensa se le ocurrió a nadie referirse a los que tienen 71 años a 79 años. Ni la mínima palabra; y somos decenas de miles de personas de riesgo alto. Los buenos resultados notorios obtenidos al comienzo de la pandemia fueron por la rapidez con la que reaccionó el gobierno y los uruguayos asumimos la situación. Un año después, cuando sabemos que se necesitan al menos tres meses para que las vacunas detengan y hagan retroceder el virus, el gobierno se lava las manos y desconoce las recomendaciones del GACH y de muchos especialistas médicos. Y esto sucede desde hace varios meses; venimos corriendo la pandemia de atrás y perdiendo la carrera.

No hay que ser ningún experto para comprender que es necesario un SHOCK que reduzca drásticamente la circulación y los contactos sociales y laborales. Lo que hicieron países como Australia y Nueva Zelanda. Las medidas que se anunciaron no cambiarán casi nada. Si me equivoco, me comprometo a pedir disculpas públicamente y en todos los ámbitos. Sería muy feliz de hacerlo. Esas medidas efectivas y drásticas tendrán un costo económico importante, hay que asumirlo. El país tiene 16 mil millones de dólares de reservas y más de 8.000 millones de libre disponibilidad. Todos los partidos deberían brindar su apoyo explícito para responsabilizarse por algunos cientos de millones que tenemos que invertir en esta nueva situación. Estaríamos a la altura de la política y de la sensibilidad uruguaya.

El gran cambio no fue solo el tono, la empatía lograda en las primeras conferencias del gobierno, sino en el cambio político de fondo, ahora la que manda por encima de todo es la enorme perilla de la economía. Las demás perillas se las deja en manos de la gente. El gobierno no da señales de cambiar y esta carta no tendrá ninguna consecuencia, pero cada uno debe asumir sus responsabilidades, y jugarse. El silencio no es una opción. Esperemos que todos estemos vivos dentro de algunos meses para hacer balances y sin duda, habrá que hacerlos. Los saluda con mucha preocupación, un simple ciudadano.

ESTEBAN VALENTI