"Si fracasa la libertad responsable, fracasa la humanidad", declaró el Presidente Luis Lacalle Pou y esa sentencia fue el centro de su conferencia de prensa. Esa es su bandera principal, algunos la confunden con una frase de marketing, en realidad es el corazón ideológico de toda su política. No solo sobre la pandemia. Visto desde el punto estrictamente de la realidad, no se corresponde en absoluto con lo que sucede en el país, ni que hablar con lo que sucedía exitosamente en marzo del 2020, cuando el Uruguay figuraba entre los mejores países del mundo en el combate al coronavirus. Y menos ahora, que el gobierno no está dispuesto a adoptar medidas más restrictivas y severas para reducir contagios y muertes. Hoy el Uruguay ocupa el primer lugar en el mundo por el nivel de sus contagios diarios y eso dura desde hace un mes, y el tercer lugar por las muertes por covid. Todo nuestro territorio es zona roja. Y hasta los muy marxistas-leninistas New York Times, Le Monde y la Vanguardia informan de esta trágica situación del Uruguay. Hoy la mayoría de los ciudadanos no pueden practicar la mentada "libertad responsable". Por ejemplo, los padres que quieren enviar sus hijos a la educación, los que quieren viajar al exterior o desde el exterior al Uruguay, los que quieren ir a ver un partido de fútbol o de básquet o ir a un gimnasio, o a un salón de fiestas. Ni que hablar los que quieran aglomerarse. Y no lo hacemos y cumplimos básicamente las restricciones a nuestras libertades constitucionales. Y está muy bien hacerlo. Otros no lo hacen y se equivocan muy feo y con mucho egoísmo incluso no usa el tapaboca y mantienen la distancia cuando pueden hacerlo. Las responsabilidades son totalmente diferentes, pero el gobierno y los irresponsables son parte del grave problema que durará por varios meses. Pero toda la vida en sociedad está llena de ejemplos. Usamos cascos en las motos, cinturones de seguridad, sillas para bebes en los autos, no superamos ciertos límites de velocidad, no conducimos alcoholizados, no fumamos en lugares cerrados, no por el ejercicio de nuestra libertad responsable, sino porque existen leyes, normas y funcionarios que las hacen cumplir. Y nadie, sobre este planeta, puede atribuirse el derecho a establecer por su cuenta cuales son los límites de la "Libertad responsable", para eso están las leyes y el ordenamiento jurídico de cada Estado. Lo otro sería un enorme desborde de autoridad, poner los límites a su antojo o destruir los límites por su voluntad suprema. No creo en absoluto que el presidente Lacalle haya abrazo recientemente el anarquismo, por lo tanto voy a interpretar su frase desde otra óptica muy diversa. No se trata solamente de que cada uno establezca los límites de su compromiso con la salud del conjunto de sus semejantes en este país, a diferencia de lo que hacen otros países tan democráticos como nosotros y que si adoptaron serias medidas restrictivas, sino de algo mucho más profundo y ambicioso. Y peligroso. Es la ideología del individualismo por encima de la sociedad y naturalmente de su forma de organizarse: el Estado. No solo vale para cuidarnos y convivir con esta terrible peste que ya ha causado enormes daños, sino en otros aspectos de la vida, como el éxito personal, los resultados, las oportunidades, la economía. Cada uno tiene la libertad responsable de conquistar lo que quiera o lo que pueda individualmente. Es una frase sintética de una ofensiva ideológica y cultural, que no viene desde una agencia de publicidad sino de un entorno ideológico bien preciso. Es el intento de demoler la base de la identidad nacional batllista y socialista. ¿Hay algo más lejano al pensamiento uruguayo de principios del siglo XX, es decir del batllismo, que la "libertad responsable" claramente opuesta a las "Obligaciones responsables del Estado" que le dieron a este país una identidad y un proyecto exitoso y propio. Y los batllistas y los socialistas (en el concepto más amplio del término, los izquierdistas con historia) en su inmensa mayoría se tragaron la pastilla con un discreto silencio. El Estado sirve para salvar bancos fundidos y banqueros enriquecidos, que no tuvieron ni la decencia, ni la menor voluntad de aplicar la "libertad responsable" para no hundir el país en las sucesivas crisis de las carteras pesadas hasta llegar al 2002, pero no puede, es impotente, para imponer, si, imponer, como siempre se hizo con las leyes de interés público, mayores restricciones a la movilidad. Pregúntense si ¿hay libertad responsable para pagar impuestos, tributos, o para disponer de la propiedad privada o pública? La humanidad fracasaría estrepitosamente si no lograra resguardar las libertades de forma pactada y legal, a través de las constituciones y de las leyes y decretos en un régimen democrático. Para mi gusto, republicano. Si se dejara todo librado a la "responsabilidad" de los individuos y las corporaciones en cualquiera de sus formas, sería la barbarie y el fracaso absoluto de la humanidad. La humanidad se rige por pactos, por acuerdos, por instituciones, que establecen límites inexorables y necesarios a la libertad y para que podamos sobrevivir y vivir en libertad. Y a pesar de que las violaciones son graves y muchas, es ese andamiaje legal e institucional que nos permite seguir existiendo. Las campañas de los acólitos de este gobierno y algunos de sus dirigentes, contraponiendo el Estado de Sitio a las propuestas del GACH y de los médicos a limitación de la circulación, firme, planificada, justa, porque le permite a la gente sobrevivir, comer, y no le impone la alternativa de arriesgarse a la peste o no comer o arriesgarlo todo, es un recurso despreciable y falso. Es además un insulto a muchos estados democráticos que aplicaron esas restricciones. ¿Tienen libertad responsable los que van con su tachito a buscar comida para su familia a las cientos y cientos de ollas populares descubiertas un poco tarde por las autoridades? ¿Tienen libertad responsable los sesenta mil uruguayos que se quedaron sin trabajo, o los cien mil nuevos pobres? Darían cualquier cosa porque el Estado los ayudara a salir de esa terrible situación. Y podríamos haberlo hecho si se hubiera actuado como se hizo al principio y a tiempo. El manejo arbitrario del tiempo, demorar 45 días para adoptar medidas parciales e inferiores a las que recomendó el GACH el 7 de febrero del 2021 y varias asociaciones científicas, es una libertad que solo se puede permitir el poder y que de responsable tiene bien poco. Hay muchas libertades diferentes, depende del lugar del mostrador que cada uno ocupe. Todavía con la ventaja de tener una enorme tuba a disposición para tratar de convencernos que todo va bien, que el sistema de salud está respondiendo, y que más de 50 muertos diarios durante un mes entero y que sigue en abril es lo normal y la mayoría de ellos muriendo fuera de los CTI y que hay que acostumbrarse y además enorgullecerse que morimos y nos enfermamos "responsablemente".

ESTEBAN VALENTI