El que piensa que la grieta de nuestros vecinos es entre el Frente de Todos y Juntos por el cambio, se equivoca. Hoy Argentina es casi un país a la deriva, gracias a los tremendos errores políticos que se están cometiendo hace décadas. Es patético ver como, dentro del Peronismo, las cosas van tan mal. Más allá del hecho que, en realidad, la que gobierna el país es Cristina Fernández de Kirchner, la interna está que arde. Junto al Presidente electo Alberto Fernández, encontramos a Sergio Massa y algunos parlamentarios, sin embargo, por otro lado, la Campora de Máximo Kirchner y las órdenes que provienen de la Vicepresidente son indiscutibles. Alberto Fernández ni siquiera pudo remover a un Subsecretario porque no lo dejó CFK y están tironeando al Ministro de Economía Guzman para un lado y para el otro. CFK con sus súbditos, desde que tomó totalmente las riendas de Argentina, ha decidido ir por todo. La reciente disputa resuelta por la Suprema Corte de Justicia en contra del gobierno sobre la presencialidad en las clases, enfureció al Peronismo al mismo Presidente Fernández (no Cristina Fernández!) que emprendió contra la Justicia argentina amenazando con los votos del Parlamento para ponérsele en contra. En realidad, la presencialidad de los alumnos defendida a muerte por el Gobernador de Buenos Aires Larreta, contra el DNU presidencial de no permitir la apertura de los institutos de enseñanza por la terrible ola de Covid con 500 muertos diarios, parece más una escusa para agrandar la grieta que una disputa política. La Corte Suprema tuvo que darle la razón a Larreta simplemente porque, según la Constitución federalista argentina, las provincias tienen determinadas áreas, entre las cuales la Enseñanza, que pueden controlar sin la intervención del gobierno central. Mientras que Juntos por el Cambio se mantuvo y se mantiene crítico pero más bien callado, desde el Presidente hasta el último legislador kirchnerista, han perdido los estribos y largan veneno en todas las direcciones, no solamente contra la oposición, sino también contra la Justicia que, según la misma CFK debería estar al servicio del gobierno, desconociendo que es uno de los tres poderes y pilares de cualquier Democracia. La situación interna, además, es desesperante. Más del 42% de pobreza, el 25% de indigencia, una deuda externa impagable, la máquina de imprimir billetes trabajando a full provocando una inflación del 4% mensual, superada solamente por Venezuela, un riesgo país por encima de los 1000 puntos y ese viejo problema del peronismo que nunca pudo resolver y que la pandemia agudizó: mantener a mucha gente sin trabajar con planes sociales que pagan cerca de 20 millones de cheques por mes que, a su vez, pagan los otros 24 millones que trabajan. Para mantener un buen colchón electoral el Peronismo aplica esta receta desde su fundación, siendo una especie de populismo extremo y siendo su único objetivo, obtener votos comprando la gente con planes sociales. Es muy triste ver un país tan rico en estas condiciones. Con una mujer que hace más de una década controla absolutamente todo, desde el presupuesto a la inflación, desde las relaciones internacionales a la Justicia: sí, la Justicia también, porque las pruebas en su contra en los juicios como el de la Rosadita, son tan contundentes que no admiten dudas, sin embargo, ella ni pisa Comodoro Py y se jacta de ello! Algunos politólogos pronostican un estallido social en cualquier momento. Las condiciones están dadas y entre que no alcanza para darle a todos de comer y el pésimo manejo de las vacunas, ese 25% que sigue apoyando a Cristina puede bajar aún más, la maquinita podría dejar de imprimir, el default ya existe (aunque no lo digan oficialmente) y el pueblo argentino, que ya dice “Prefiero morir de Covid que de hambre”, podría explotar.

STE.CAS.