por Margarita Bastías

 La Inversión Extranjera Directa (IED) sufrió el impacto de la pandemia mundial de Covid-19 y los flujos hacia América latina y el Caribe cayeron un 34,7% durante 2020 en relación al año anterior al totalizar 105.480 millones de dólares y un 51% menos que el récord histórico alcanzado en 2012 y el monto más bajo desde 2010.

    Así lo informó la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, al presentar el estudio anual La Inversión Extranjera Directa en la región.

A nivel mundial, los montos de IED se redujeron 35% en 2020, alcanzando aproximadamente 1,0 billón de dólares, lo que representa el valor más bajo desde 2005.
América Latina y el Caribe se encuentra en una tendencia decreciente desde 2013, lo que ha dejado en evidencia la relación entre flujos de IED y los ciclos de precios de las materias primas, principalmente en SurAmérica.

El documento precisa que los proyectos de IED mostraron en la región una recuperación entre septiembre de 2020 y febrero de 2021; sin embargo, desde ese mes y hasta mayo de 2021 se estaría verificando una nueva caída en el valor de los anuncios.
"En este escenario es difícil pensar que las entradas de IED hacia la región tengan un incremento superior al 5% en 2021", pronosticó el informe del organismo de Naciones Unidas.

"La IED ha hecho aportes relevantes en América Latina y el Caribe, pero no hay elementos que permitan afirmar que en la última década haya contribuido a cambios significativos en la estructura productiva de la región o que haya servido como catalizador para la transformación del modelo de desarrollo productivo. Hoy el desafío es mayor por las características y la magnitud de la crisis. Necesitamos canalizar la IED hacia actividades que generen mayor productividad, innovación y tecnología", sostuvo Alicia Bárcena.
En su presentación llamó la atención que hasta ahora se ha cuidado más los intereses del inversor que los del país receptor, sin importar si genera empleo, provocan daño al medio ambiente. La secretaria ejecutiva llamó a una orden multilateral frente a ello.
La CEPAL identificó ocho sectores estratégicos para dar un gran impulso para la sostenibilidad en la región. Las áreas que podrían verse apuntaladas son la transición hacia energías renovables; la electromovilidad sostenible en ciudades; la revolución digital inclusiva; la industria manufacturera de la salud; la bioeconomía; la economía del cuidado; la economía circular; y el turismo sostenible.

El informe muestra que solo en cinco países aumentó la IED en 2020: Bahamas y Barbados en el Caribe, Ecuador y Paraguay en América del Sur, y México, el segundo mayor receptor de la región después de Brasil. Los sectores de recursos naturales y manufacturas, con reducciones de -47% y -38%, fueron los más golpeados en 2020. Las energías renovables se mantuvieron como el sector de la región que despierta el mayor interés de los inversores extranjeros.

Estados Unidos aumentó su participación de IED en la región de 27% a 37% ante la fuerte caída de Europa (que bajó del 51% al 38%) y de América Latina (que pasó del 10% al 6%).

"La menor caída de Estados Unidos como origen de la IED se explica principalmente por el aumento de las inversiones de este país en Brasil en 2020. Por el contrario, las entradas desde los dos países europeos que tenían más inversiones en Brasil —los Países Bajos y Luxemburgo— se redujeron entre 2020 y 2019, lo que determinó una caída del peso de Europa como inversionista", planteó el documento.

Los flujos de las empresas transnacionales latinoamericanas (translatinas) también se desplomaron (-73%), aunque con elevada heterogeneidad: mientras Chile y México mostraron un incremento en los flujos de inversión directa en el exterior, Argentina, Brasil, Colombia y Panamá registraron retrocesos.

El segundo capítulo del informe, "La inversión de China en un mundo que cambia: implicaciones para la región", sostiene que "el proceso de recuperación de América Latina y el Caribe de la pandemia de Covid-19 es una oportunidad de iniciar una nueva etapa en las relaciones económicas con China y de elaborar políticas que aseguren que las inversiones de ese país contribuyan a construir capacidades productivas en los países receptores, a establecer vínculos con proveedores locales, a generar empleo y a promover el desarrollo sostenible" El tercer capítulo, "Estrategias de inversión en la era digital", aborda diversos desafíos en materia de inclusión, innovación, regulación y tributación, entre otros. La IED puede contribuir a la transformación digital en América Latina y el Caribe, afirma la CEPAL, pero si no se consideran las características estructurales de las economías de la región la digitalización podría profundizar las brechas existentes y generar mayor exclusión e inequidad distributiva.