El valle de Panshir, donde Ahmad Massoud, hijo del "León de Panjshir" Ahmad Shah Massoud y considerado el líder de la resistencia a los talibanes estaba atrincherado, está "sitiado" pero los talibanes están negociando con las fuerzas de la Alianza del Norte "para encontrar una solución pacífica". Lo escribe el portavoz de los talibanes Zabihullah Mujahid.

Según el vocero, "los tres distritos" de la cercana provincia de Baghlan han sido recapturados, atacados en los últimos días por milicianos liderados por el hijo de Massoud. Mientras tanto, las imágenes de niños armados en el Valle con banderas de la Alianza atadas a rifles están recorriendo el mundo.

La resistencia contra los talibanes puede contar con "miles de personas" dispuestas a luchar, afirmó hoy Ali Nazary, jefe de relaciones exteriores del Frente de Resistencia Nacional de Afganistán (NRF) encabezado por Ahmad Massoud. Nazary dijo a la BBC que su grupo tiene "miles de fuerzas listas para la resistencia", pero que primero quiere entablar negociaciones pacíficas.

"Si fallan, no aceptaremos ningún tipo de agresión", aseveró. En tanto, los talibanes afirman haber rodeado y sitiado el bastión del grupo en el valle de Panshir. Funcionarios de la Resistencia también dijeron que los talibanes están avanzando en la región.

El valle de de Panshir, 150 kilómetros al noreste de Kabul, es una de las pocas áreas de Afganistán que aún están fuera del control del grupo insurgente islamista. "Cientos de muyahidín se dirigen al estado de Panshir para controlarlo después de que los funcionarios locales se hayan negado a entregarlo pacíficamente", señalaron los talibán en su cuenta árabe de Twitter.

El valle del Panshir es un gran desfiladero fértil encajado entre montañas nevadas y acantilados fáciles de defender, pero muy difíciles de asaltar. Su grieta de roca termina en el Himalaya y su capital de provincia, Bazarak, es la única de todo el país que no han tomado aún los yihadistas.

Sus habitantes llevan 40 años sin poder ser invadidos por ninguna fuerza enemiga. Para los talibanes son un dolor de cabeza porque allí suelen ser víctimas de las mismas tácticas de guerrillas que ellos suelen usar con otros.