América Latina y el Caribe crecerán este año en 5,9% mientras para 2022 se prevé una moderación en la expansión a 2,9%, según estimaciones entregadas hoy por la Cepal.

El crecimiento de 2021 se explica principalmente por una baja base de comparación -luego de la contracción de 6,8% registrada en 2020- además de los efectos positivos derivados de la demanda externa y el alza en los precios de los productos básicos (commodities) que exporta la región, así como por aumentos en la demanda agregada.

Así lo dio a conocer la secretaria ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena, durante el lanzamiento del Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2021: Dinámica laboral y políticas de empleo para una recuperación sostenible e inclusiva más allá de la crisis del Covid-19.

Bárcena llamó la atención sobre las asimetrías "entre los países desarrollados y las naciones de ingreso medio -la mayoría de los países de la región- tanto en la dinámica de la vacunación, como en la capacidad de implementar políticas para la recuperación económica".

Para 2021 se espera un crecimiento mundial de 5,9% en 2021 y 4,5% en 2022, con importantes diferencias entre países.

En el acceso a las vacunas, el 24,5% de la población mundial cuenta con esquema de vacunación completo, pero con diferencias ostensibles. La Unión Europea, con el 55,6% inmunizado; Estados Unidos y Canadá 53%; América Latina y el Caribe 24,8%; América del Sur 26,8%; Centroamérica y México 22,4%; El Caribe 5,8%.

En cuanto a los esfuerzos de ayuda fiscal, Estados Unidos contó con paquetes multianuales en torno a 18% del PIB; la UE emitió bonos por 20 mil millones de euros para financiar inversión pública; Australia y Canadá han presupuestado nuevos paquetes de medidas multianuales de alrededor del 5% del PIB en sus presupuestos de 2021.

En América Latina, los nuevos planes fiscales anunciados entre enero y junio de 2021 representan 2,2% del PIB.

Bárcena afirmó que en la región "para mantener políticas fiscales y monetarias expansivas los países requieren complementar los recursos internos con un mayor acceso a la liquidez internacional y con mecanismos multilaterales que faciliten el manejo de la deuda".

Asimismo, abogó por iniciativas multilaterales para enfrentar las incertidumbres sobre la vacunación y el acceso de los países en desarrollo a financiamiento en condiciones adecuadas.

El documento muestra que los problemas estructurales de la región se agudizaron producto de la pandemia y limitarán la recuperación de la actividad económica.

Antes del Covid-19, la región venía con una trayectoria hacia el estancamiento: en el sexenio entre 2014 y 2019 creció a una tasa promedio de 0,3%, menor al promedio del sexenio que incluye la Primera Guerra Mundial (0,9%) y el de la Gran Depresión (1,3%).

Además, muestra una caída progresiva en la inversión, alcanzando en 2020 uno de sus niveles más bajos en las últimas tres décadas (17,9% del PIB). De igual forma, la productividad laboral cae significativamente.

A nivel mundial, los mercados del trabajo de la región fueron los más afectados por la crisis generada por el SARS-Cov2 -el número de ocupados cayó 9,0% en 2020- y la recuperación esperada para 2021 no permitirá alcanzar los niveles pre-crisis.

La participación femenina llegó en 2020 a 46,9%, lo que representa un retroceso a los niveles de 2002. En 2021 se espera una recuperación de este indicador, que llegaría a 49,1%, pese a lo cual los niveles serían similares a los de 2008.

El estudio refuerza la necesidad de canalizar inversión hacia sectores que promuevan un nuevo estilo de desarrollo y que pueden potenciar competitividad, empleo, y bajar la huella ambiental.

En materia fiscal, el reporte resalta que se debe acelerar la inversión pública e incentivar y atraer la inversión privada.

Como prioridad fortalecer los ingresos tributarios y reducir la evasión, que representa alrededor de 325.000 millones de dólares (6,1% del PIB regional).

Propugna el mayor acceso a la liquidez internacional y menciona la emisión de Derechos Especiales de Giro (DEGs) equivalente a 650 mil millones de dólares implementada recientemente.

Advierte que la emisión de DEGs y su reasignación no es una panacea y debe ser acompañada de otras iniciativas, incluyendo la creación de fondos multilaterales como el Fondo para Aliviar la Economía Covid-19 impulsado por Costa Rica, para facilitar el acceso a financiamiento.

Destaca también la necesidad de fortalecer la banca de desarrollo regional, subregional y nacional, así como el establecimiento de un mecanismo multilateral de reestructuración de la deuda soberana para hacer frente a las obligaciones contraídas con los acreedores privados.

Añade la importancia de mitigar la pro-ciclicidad de las agencias calificadoras de riesgos y contribuir a que la estabilidad financiera sea un bien público global mediante la creación de una agencia multilateral de calificación crediticia.