por Esteban Valenti

MONTEVIDEO  - Desde que surgió en el mundo, en cualquier lugar del planeta, un medio de difusión, es decir, cuyo objetivo era informar sobre hechos, opiniones, personas, familias, gobiernos, poderes o deportes, arte y cultura o ciencia, aún en su forma más elemental, grabado en piedra o, utilizando las tecnologías digitales, nació con una tensión básica: la censura o la autocensura.

 

Los poderes en todo el mundo, desde que existen, nacieron con la misma tensión que tiene directa relación con la libertad. Poder y libertad estuvieron y estarán siempre en tensión y en contradicción.

Nuestra pequeña agencia de prensa, de un país relativamente pequeño, que tiene solo 12 años de vida y que ha hecho malabares en muchos frentes, en especial el de su existencia, siempre estuvo sometida a las tensiones, las convocatorias a censurar o a censurarnos. Y creo que hemos resistido bastante bien. No hay forma perfecta de hacerlo, por diversos motivos.

La prueba es que por nuestras pantallas han pasado cientos y cientos de columnistas con opiniones realmente muy diversas. Y nunca censuramos, solo lo hicimos una vez porque era una nota solo destinada a insultar a otras personas. Eso está explícitamente vetado en nuestro manual de estilo, que es muy básico y elemental y en cuanto a las columnas, tiene esa restricción.

Nunca podría haber leído todas las columnas que hemos publicado porque ocupan un espacio muy grande, pero a algunos autores los sigo.

En la semana pasada una columna de Marcelo Marchese, un columnista y librero que escribe regularmente en UYPRESS llamó la atención a tres lectores diferentes y contra el autor se descargó artillería pesada, pero uno de los lectores, al finalizar su segunda nota, nos trató de "mierda" y nos deseó lo peor. Es una persona que conozco y a su familia y si quiere que le publiquemos su amable nota en Uypress, solo tiene que solicitarlo.

Obviamente había reclamado que levantáramos la columna de Marchese que básicamente estaba destinada a su versión de la familia Rothschild, seguramente los banqueros más conocidos del mundo. Su nota tiene imprecisiones, al menos en cuanto a algunas investigaciones que realicé en la red sobre esta dinastía, pero la acusación mayor fue que se trataba de una columna antisemita. No es el enfoque que yo le daría a este tema y muchas veces discrepo con Marchese y con muchos otros.

Uypress ha publicado columnas que han defendido con pasión la política del gobierno de Israel en momentos muy duros, de ataques militares con miles de víctimas. No las censuramos y también publicamos versiones totalmente diferentes. Y lo seguiremos haciendo.

Y si alguno de los lectores quiere polemizar con cualquiera de los autores que publican en UYPRESS o en Bitácora (que maneja el mismo criterio) tiene nuestras páginas (imaginarias) plenamente a su disposición. Reiteramos, no aceptamos insultos, son la expresión no solo de la falta de argumentos, sino de la pobreza intelectual y personal más clara y repudiable.

Lo que no aceptamos es censurar opiniones, ni de los poderosos, que lo han intentado, con métodos que incluyeron excluirnos de toda forma de presencia publicitaria, ni de los lectores que nos insultan y nos desean lo peor (sin especificar de qué se trata y por lo tanto es todavía más miserable porque puede incluir dolores personales muy grandes), ni de los lectores que nos amenazan con dejar de leernos.

No se trata de todas las opiniones, si alguien escribiera negando tanto el holocausto contra el pueblo judío o contra el pueblo armenio, no lo aceptaríamos. No debemos explicarlo, al contrario todos los periodistas de UYPRESS tenemos convicciones humanistas y democráticas y muchas veces hemos escrito condenando esos y otros crímenes contra la gente, contra los pueblos.

No coincido personalmente, y supongo que le sucederá a muchos de los que trabajamos y editamos UYPRESS, con muchos de nuestros columnistas y estamos orgullosos de publicarlos y en algunas ocasiones de haber polemizado públicamente.

Tenemos censores terribles, como por ejemplo Facebook, que desde hace meses nos discrimina de forma constante, como lo hace con otros medios. No hay defensa posible.

Precisamente porque sufrimos ese tipo de censuras y ataques, a pesar de la descomunal diferencia de tamaños, de riquezas, es con más fuerza que valoramos nuestra conducta.

Y la vamos a mantener a pesar de los fanáticos, los hemos conocido a lo largo de los años y son lo peor de la especie humana, sean fanáticos de cualquier causa. Son la base no solo para las peores ideas, sino incluso para los peores actos.

Para ilustración incluimos links diversos, el escudo de los Rothschild y de diversos materiales. Debe haber otros que los halagan y saludan a estos banqueros, no los encontramos, debe ser un descuido. También incluimos un link de la empresa, si alguien quiere escribir o discrepar con esta o cualquier columna o enaltecer a esta familia que comenzó sus actividades en el siglo XVIII y siguen actuando, tienen toda nuestra comprensión y apertura periodística. Si quieren censurarse, allá ellos.

Escudo de armas de la familia Rothschild de 1822 otorgado a los barones Rothschild en 1822 por el emperador Francisco I de Aust