Al menos 19 mil niños y niñas migrantes han atravesado este año el Tapón del Darién, la porción selvática que separa a Colombia de Panamá, en su intento por llegar a la frontera sur de Estados Unidos, donde el robo, la violación y el tráfico de personas son tan peligrosos como los animales salvajes y los insectos, informó Unicef.

Ante tal cifra, Jean Gough, directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe, calificó de "supervivientes" a cada uno de los menores que logró pasar por ese lugar inhóspito, al que además de los peligros del entorno se suma la presencia de bandas criminales.

"En lo profundo de la selva, el robo, la violación y la trata de personas son tan peligrosos como los animales salvajes, los insectos y la absoluta falta de agua potable", aseguró Gough, ante la magnitud de la marcha de miles de haitianos, cubanos, venezolanos, africanos y asiáticos en busca del "sueño americano".

Una de los instrumentos de "terror" más usados por la criminalidad en esa zona selvática es la violencia sexual. Este año, Unicef dio cuenta de 29 denuncias de abuso sexual adolescentes durante el paso por ese territorio.

La marcha de miles de personas hacia Estados Unidos la desató la crisis pos-pandemia que dejó a miles de haitianos en situación precaria, sumado a las condiciones ya conocidas de venezolanos y cubanos.

En el caso de los haitianos es la continuidad de un viaje que muchos emprendieron años atrás, pero que se detuvo temporalmente en países como Brasil y Chile, de donde salieron en el último tiempo debido a la crisis económica y la pérdida de trabajos.

El drama de estos migrantes parece no tener fin. En la víspera, la Armada de Colombia informó de tres mujeres migrantes muertas y de otros seis desaparecidos, tras el naufragio marítimo de 30 personas en cercanías a la frontera de Panamá, en una embarcación que no contaba con permisos y que partió de un lugar clandestino.

Para Gough, la travesía por el Tapón del Darién supone un riesgo para la vida e integridad de los niños y sus parientes o acompañantes en esa travesía. Muchos de esos menores, en particular los hijos de haitianos, nacieron en países como Brasil y Chile.

Según Unicef, este año se hallaron los cuerpos de al menos cinco niños muertos en esa selva, mientras que 150 menores llegaron a Panamá sin sus padres, incluidos recién nacidos, un hecho que en comparación con las cifras del 2020 aumentó en un 20%.

La directora regional del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) aseguró que "nunca antes" los equipos de ese organismo vieron a tantos niños cruzar esa zona selvática, muchos de ellos sin acompañante.

"Una afluencia tan creciente de niños y niñas que se dirigen al norte desde Sudamérica debería ser tratada urgentemente como una grave crisis humanitaria en toda la región, más allá de Panamá", reclamó Gough.

Unicef prevé que en las "próximas semanas y meses" aumentará el número de migrantes por los pasos de Colombia y Panamá, lo que supone el tránsito por el Tapón del Darién, razón por la cual está ampliando su "respuesta humanitaria" de atención a esta persona.

El Fondo está recibiendo apoyo de la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estado de Estados Unidos y de la Agencia Europea de Ayuda Humanitaria (ECHO) para dotar de elementos de aseo, salud, saneamiento y hasta apoyo psicosocial a los migrantes que se lanzan a cruzar ese paso fronterizo.