POR ARIEL FERRERO

Acaso por el sol, la playa o el colorido de su población, pero lo cierto es que Miami está considerada la ciudad más saludable para vivir en Estados Unidos.
Según una encuesta, la ciudad del extremo sureste de Florida, la más latina de Estados Unidos, fue elegida como la más saludable entre las 50 ciudades más grandes del país.
La firma Mindbody Wellness desarrolló un estudio sobre la calidad de vida de las personas, de acuerdo a diversos factores, entre ellos, en qué ciudad viven y cómo se sienten.
La encuesta incluyó a más de 19 mil personas entre los 18 y los 65 años.
Las personas fueron interrogadas sobre sus hábitos diarios.
Por ejemplo, sus ejercicios, cuidados personales, aseos diarios y más actividades en la cual participan para estar felices a pesar de las circunstancias a su alrededor, desde políticas, económicas y sanitarias.
De acuerdo a algunas partes de la encuesta, un 87% de las personas consultadas aseguraron que hacer ejercicio los ayuda a sentirse bien con ellos mismos.
Otro grupo, el 70%, aseguró que otro factor es su libertad de usar su religión, que los ayuda a superar las dificultades de la vida.
La gente que vive en la ciudad de Miami gasta alrededor de 74 dólares al mes en servicios y en cuidados personales.
Miami quedó entre las tres áreas metropolitanas más caras del país. Así surgió después de hacer varias preguntas en la encuesta sobre el sentido de la felicidad, las dificultades de la vida y como todo ha cambiado en la pandemia de coronavirus.
A pesar de la crisis sanitaria derivada de la pandemia, este es el segundo año consecutivo donde la ciudad de Miami ha quedado de primer lugar en la encuesta como mejor ciudad pero también la más costosa cuando se toma todas las respuestas en cuenta.
Los datos confirman que la felicidad y la salud tienen un alto precio.
Después de Miami, le siguen Atlanta, Nueva York, Washington DC, Dallas, Houston, Oakland, San Francisco, Memphis y Detroit por como mejores ciudades alrededor del país.
Miami está cerca de ingresar al invierno y se prepara para recibir a miles de argentinos y brasileños que, en cambio, se preparan para las vacaciones de verano, largamente esperadas tras casi dos años de pandemia que los obligó en muchos casos, a permanecer viajando puertas adentro.
La posibilidad de recibir más turistas implicar además más trabajo y mayor impulso a la economía local.