A causa del cambio climático para fines de 2021, en el mundo, 435 millones de niñas y mujeres estarán por debajo del umbral de pobreza, 258 millones de niños y niñas aún no reciben una educación adecuada; en 2030, 150 millones de personas necesitarán ayuda humanitaria, 50 millones más que en la actualidad.
Esta es la fotografía sobre el nivel de inclusión de mujeres y niños en el mundo tomada por la ONG WeWorld en su Indice 2021.
Un total de 172 países examinados y clasificados según 34 indicadores: ambientales, sociales, educativos, económicos y de salud. Surge un panorama en el que, además del cambio climático, también la pandemia de Covid-19 frenó el avance hacia los objetivos de la Agenda 2030.
La pandemia hizo sentir también sus impactos en Italia, donde hay el mayor número de días con escuelas cerradas en Europa y la situación económica de las mujeres se deterioró.
El trabajo infantil también es motivo de preocupación, que podría aumentar en 8,9 millones de casos en todo el mundo para fines de 2022. Más de la mitad de ellos afectarían a niños de entre 5 y 11 años.
De los 258 millones de niños que no asisten a la escuela, se espera que 59 millones asistan a la escuela primaria, 62 millones a la secundaria inferior y 138 millones a la secundaria superior. Más de la mitad de ellos viven en África subsahariana, una región del mundo donde surgen los mayores problemas.
Basta pensar que los tres últimos lugares en el ranking de WeWorld Index los ocupan la República Centroafricana (puesto 170), Sudán del Sur (171º) y Chad (172º), los mismos países de 2020.
En la parte superior del ranking se encuentran los países del norte de Europa, que siguen siendo los más inclusivos, con Islandia en el primer lugar y Suecia tercero, seguido de Suiza y Finlandia. Por otro lado, la segunda posición es para Nueva Zelanda.
"El 2021 es el primer año de una década preocupante. En los próximos 10 años las desigualdades crecerán drásticamente", explicó el presidente de WeWorld, Marco Chiesara, durante un Foro Ansa Incontra.
"La respuesta es un enfoque holístico y global, que tiene en cuenta cuatro dimensiones: salud, educación, economía y sociedad", continuó Chiesara, subrayando cómo se necesitan "políticas globales que deben tener un enfoque intergeneracional y de género".
WeWorld advierte cómo son particularmente vulnerables a los cambios climáticos las áreas ya afectadas por la pobreza crónica, como las zonas costeras del sur de Asia, las regiones desérticas del Africa subsahariana, pero también los pequeños estados insulares en vía de desarrollo.