El feminicidio en 2020 se cobró la vida de al menos 4091 mujeres en 26 países en América latina y el Caribe, por lo que el Observatorio de Género de la Cepal no dudó en definirlo como "pandemia en la sombra".
La violencia de género continúa afectando a miles de mujeres y niñas cada año, pese a que aumentó su visibilidad, la respuesta estatal y la presión ejercida masivamente por los movimientos de mujeres, lamentó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La dramática cifra significa una disminución de 10,6% con respecto a 2019, cuando se reportaron 4.576 casos, según datos del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la Comisión.
La entidad cada año consolida y actualiza las cifras de femicidios/feminicidios y muertes violentas de mujeres por razones de género proporcionadas por los Gobiernos.
El indicador regional es una aproximación porque aún no hay una metodología común para generar estadísticas estandarizadas.
En América Latina, las tasas más elevadas de feminicidio se registran en Honduras (4,7 por cada 100.000 mujeres), República Dominicana (2,4 por cada 100.000 mujeres) y El Salvador (2,1 por cada 100.000 mujeres), aunque estos tres países presentaron una caída respecto a 2019, al igual que Bolivia, Brasil, Colombia, Guatemala, Paraguay, Puerto Rico y Uruguay.
Honduras pasó de 6,1 feminicidios por cada 100.000 mujeres en 2019 a 4,7 por cada 100.000 mujeres en 2020, mientras que la tasa en República Dominicana bajó de 2,7 a 2,4 y en El Salvador de 3,3 a 2,1.
Argentina, Chile, México y Nicaragua mantuvieron las mismas tasas en 2019, en tanto que Ecuador, Costa Rica y Panamá registraron un aumento en comparación con el año anterior. De ellos, Panamá declaró el incremento más significativo, apuntó la CEPAL.
En el Caribe anglófono, cuatro de nueve países y territorios con datos disponibles tuvieron un aumento de la tasa por cada 100.000 mujeres entre 2019 y 2020. En Granada subió de 1,9 a 5,5 por cada 100.000 mujeres; en San Vicente y las Granadinas, de 0 a 5,5; en Surinam de 1,1 a 2,8; y en Trinidad y Tobago de 2,9 a 3,1. Ningún país o territorio de esta subregión tiene tipificación del delito de feminicidio o femicidio.
"No nos cansaremos de visibilizar la violencia que afecta a las mujeres y a las niñas de nuestra región a diario y que repercute en la sociedad en su conjunto, pues constituye un obstáculo para el logro de la igualdad y de un desarrollo y una paz sostenibles", declaró Alicia Bárcena.
La alta funcionaria de Naciones Unidas se pronunció así en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebra cada 25 de noviembre y que da inicio a 16 días de activismo hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
El informe subrayó que aunque la violencia feminicida está presente durante todo el ciclo de vida de las mujeres, se expresa con mayor intensidad durante las edades reproductivas.
En 18 de los 26 países que informan a la CEPAL, el número más alto de casos de feminicidio en 2020 correspondió al tramo de edad de entre 30 y 44 años (344 mujeres). Las adolescentes y mujeres adultas jóvenes de entre 15 y 29 años les sigue con 335 víctimas en 2020. Cepal alertó sobre la situación de niñas y adolescentes de la región: al menos 40 niñas menores de 15 años fueron víctimas de feminicidio.
La Comisión observó también que el feminicidio no afecta solamente a las víctimas directas, sino también a todo su entorno y, en particular, a sus dependientes más cercanos.
Al menos 357 niños, niñas y adolescentes, así como otros dependientes, se encontraban bajo el cuidado de las víctimas de feminicidio que se contabilizaron en 2020 en siete países de América Latina: Argentina, Chile, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Uruguay.
La tolerancia social e institucional, la impunidad y la dificultad para acceder a servicios de salud y de justicia oportunos y de calidad, entre otros factores, contribuyen a que todas las formas de violencia contra las mujeres ocurran y se perpetúen, añadió el reporte.
Por eso, agregó, urge "ampliar la medición y visibilización de otras formas de violencia que forman parte del contínuum de la violencia feminicida; en particular, la violencia sexual, que está muy vinculada al feminicidio, pues son habituales los asesinatos de mujeres y niñas que han sido precedidos por actos de violencia sexual ejercidos por perpetradores que no necesariamente tienen o han tenido una relación sentimental o familiar con las víctimas".
Bárcena concluyó que "hoy, prevenir y hacer realidad el derecho de las mujeres y las niñas a una vida libre de violencia es un horizonte impostergable y urgente en la región". (ANSA).