América es la tercera región en el mundo con más muertes y desapariciones de migrantes sólo después del Mar Mediterráneo y el centro de Africa, de acuerdo un ranking mundial elaborado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La Organización Internacional de la Migración (OIM), un ente especializado de la ONU, indicó que entre 2014 y 2021 se contabilizaron al menos 5.756 muertes y desapariciones de personas que viajaron principalmente hacia Estados Unidos, pero la cifra más alta corresponde al último año con 1.067 fallecimientos. Según un informe elaborado en el marco del Proyecto Migrantes Desaparecidos, publicado hace unos días, poco antes del trágico accidente en el que murieron 55 personas sin documentos, la mayoría centroamericanos, en el sureño estado de Chiapas, señala que la cifra equivale a la cuarta parte del Mar Mediterráneo y la mitad del centro de Africa.
El documento establece que las dos rutas más peligrosas para los migrantes en América son la frontera de México con Estados unidos y el llamado "Tapón del Darién", una zona selvática y accidentada entre Colombia y Panamá, la única que impide la total comunicación por carretera en el continente.
La mayoría de los fallecimientos en el área corresponde a los límites entre México y Estados Unidos, los cuales se han multiplicado en 2021, a raíz del aumento de la migración en todo el mundo.
Entre 2014 y 2025, los autores del reporte documentaron la muerte de al menos 750 centroamericanos, 650 de los cuales en México, de los cuales casi la mitad (300) se debieron a accidentes de tránsito como el del pasado día 9 entre Tuxtla Gutiérrez, la capital de Chiapas y la suburbana localidad de Chiapa de Corzo.
"La principal causa de muerte documentada a lo largo de las rutas migratorias que atraviesan México son los accidentes de tránsito", según la OIM.
Hasta hace unos años los casos más frecuentes solían ser los trenes de carga, llamados "La Bestia", sobre cuyo techo los migrantes solían treparse para viajar un tramo del sureste de México rumbo al norte, pero el gobierno comenzó a impedir que fueran usados para evitar muertes y percances.

"A menudo el uso de estas rutas remotas implica que las personas migrantes utilicen medios de transporte sumamente peligrosos y recorran a pie grandes distancias en terrenos desolados, donde muchas veces enfrentan situaciones de abuso sistemático y extorsión o resultan heridas", se lee en el documento.
Las cifras que maneja la ONU sobre el tema aparecen como muy conservadoras, debido al subregistro atribuido a que "las autoridades locales no suelen manejar estadísticas específicas de migrantes fallecidos".
La experta en migración y seguridad Eunice Rendón señala que "el tráfico de migrantes diversifica los negocios de la delincuencia organizada y es una tarea muy redituable que se realiza en total impunidad", lo que a su juicio explica que no se informe de "detenciones emblemáticas de traficantes".
De este fenómeno "todos son responsables, desde las autoridades migratorias y los oficiales corruptos, hasta los polleros (traficantes de personas), los que cobran, los que reciben y los que vigilan", afirmó.
Por todo ello, la OIM lanzó un llamado a los países del área a "acelerar la regularización de los migrantes", porque no existen "casos documentados" de fallecimientos ocurridos durante procesos en los cuales este fenómeno se da en forma controlada.
A pesar de que la salida de personas desde poblaciones rurales o ciudades de Centroamérica o de naciones azotadas por la violencia, la pobreza y la inestabilidad como Venezuela y Haití, suele convertirse en verdaderos "viajes al infierno", el fenómeno no cesa no obstante las políticas de contención de México y Estados Unidos.
"Cuando existen políticas restrictivas que obligan a las personas a migrar de forma irregular, estas son sumamente vulnerables a sufrir daños e incluso morir o desaparecer" pues "entre más amenazas y dificultades existan para cruzar las fronteras, mayor es el costo para hacerlo, aumentando así las ganancias de los delincuentes", señala Rendón.
El gobierno azteca, pese a su discurso público en el cual propone atender de raíz las causas de la migración, ha mantenido una postura de colaboración con Washington, ya sea usando más de 20.000 miembros de la Guardia Nacional para frenar las llamadas "caravanas" o aceptando programas como "Quédate en México".