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por Stefano Casini

Los titulares de los principales noticieros nacionales no se cansan de escribir sobre las profundas y lamentables grietas que existen entre las hinchadas de los dos principales equipos de futbol de nuestro medio.

Hace décadas que contamos muertos y heridos por esta razón, sin embargo, entre los medios "on line" y el aumento de los asesinatos, cada uruguayo comienza a sentir vergüenza por lo que está ocurriendo.

Un hincha de Peñarol que mata a uno de Nacional, o viceversa, en las inmediaciones de un estadio, o cerca de una sede, evidentemente, no es un argumento como para justificar nada. Sin embargo, el último asesinato tuvo que ver con el azar de un joven humilde que, por el solo hecho de vestir una camiseta de un equipo, fue ejecutado y esto es de una gravedad inusitada.

De nada sirve hablar de "otros tiempos" que muchos vivimos, cuando, excepto alguna piña volada, cuando se jugaba un clásico, el Centenario se llenaba de bote a bote con hinchas de los dos equipos con sus respectivas familias, banderitas, vinchas y camisetas sin lamentar hechos aberrantes.

Hoy, la violencia, sobre todo en el futbol (el basket no se salva) es aterradora y asesina.

¿Que hay detrás de este fenómeno? En primer lugar la ignorancia. Muchos, demasiados, dirigentes de futbol, justifican, en cierta forma, las actuaciones brutales de las denominadas "barras bravas" que, como dice el mismo apodo, son cada vez más bravas. ¿por quienes están compuestas? Generalmente por chicos jóvenes y no tan jóvenes que reciben sueldos e implementos para echar leña al fuego de la intolerancia futbolística.

Si a muchos les parecieron aberrantes los homicidios de un hincha de Nacional y un pobre chico de Peñarol que no conocía el CDS, a mi, personalmente, me extraña mucho más que un jugador conocido de la Sub 20 uruguaya como Schiappacasse, haya sido encontrado por la policía con una pistola 9mm cargada que, supuestamente, le habían pedido entregar a un integrante de la barra brava de Peñarol.

¿Como puede ser que la ignorancia haya alcanzado, tan fuertemente, a un jugador de futbol acostumbrado a disciplina, horarios y respeto? Esto si es inconcebible! ¿Era una orden?, una propuesta quizás? Lo que queda claro que este jugador que no debería jugar más en ningún equipo del mundo. Era consciente que estaba actuando como un delincuente y que no podía "alcanzar" un arma de fuego, a un barra brava del cuadro de sus amores. ¿Cuanto pesa la influencia de "algunos" dirigentes? Creo que pesa y mucho porque, después que los estadios son meros marcos con capacidad para 20 o 30.000 personas, cuando por TV son miles de millones que ven los encuentros. ¿vale la pena regalar entradas a desaforados entrenados prontos a matar a un rival? Ellos no son chicos ignorantes del 40 semanas o del Marconi prontos a morir por bolsos o aurinegros!

Por lógica me parece que no, más allá que, cada vez que hay elecciones de los Consejos Directivos, de esa mitad más uno del país (del lado que se le quiera ver), van a votar 5 o 6.000 socios.

Es como todo muy llevado de los pelos, es mucho más claro de lo que se pueda imaginar. Las hinchadas de futbol, como se viven hoy, son, cada día más, un elemento anacrónico que debería ser erradicado por las autoridades...... los uruguayos están cansados de contar los muertos!