El carnaval de Río de Janeiro, símbolo y marca registrada de Brasil, celebró  con un desfile alegórico el fin de la pandemia de Covid-19, que costó la la vida cientos de miles de brasileños.
La representación de la agrupación Virdouro contó con bailarines disfrazados de calaveras y se ganó las ovaciones del publico que asistió al primer concurso de la cita de la categoría Especial de Rio de Janeiro, tras dos años sin festejos por la peste.
El Sambódromo vibró con los espectáculos de seis comparsas sin dejar de recordar el fallecimiento de una niña atropellada por una carroza además de expresar críticas al gobierno.
El guión de Viradouro comparó este carnaval de 2022 posterior al coronavirus, con el de 1919, celebrado luego de la gripe española, que hace más de un siglo dejo un manto de muerte y desolación.
Los guionistas y coreógrafos de Viradouto presentaron una trama que combinó lo trágico de una pandemia que costó más de 630 mil muertes con la algarabía del retorno al Carnaval, la mayor fiesta popular de Brasil, y especialmente de los ciudadanos de Rio de Janeiro.
Ese contraste se escenificó con bailarinas emplumadas danzando frenéticamente y haciendo gestos al público para que se sume a sus meneos detrás de las cuales apareció n grupo de personas dolientes, que recorrieron en sillas de ruedas los 800 metros del Sambódromo Marques de Sapucaí, en la zona norte de la ciudad.
Al igual que en 1919 en este 2022 los cariocas volvieron al Carnaval con alma y vida, asistiendo al Sambódromo y también participando en de los festejos callejeros, aunque éstos no fueron autorizados por las autoridades.
A pesar del optimismo de los bailarines y el público, lo cierto es que la pandemia del coronavirus aún no ha sido superada en Brasil, donde sigue habiendo unos 20 mil nuevos infectados cada día, según el promedio de la semana pasada.
Por otra parte el acumulado de infectados rebasó la marca de los 30, 2 millones desde 2020.
La cantidad de contaminados puede ser más alta, según investigadores de la Universidad de San Pablo, ya que el gobierno del presidente Jair Bolsonaro no se ha prodigado en hacer exámenes masivos para tener un mapa sanitario más preciso.
La comparsa Viradouro es la vigente campeona de la categoría Especial, algo así como la primera división del Carnaval, y sus autoridades dijeron que esperan conquistar en 2022 el bicampeonato.
Eso está por verse, según los columnistas especializados, dado que entre la noche del viernes y la madrugada de hoy hubo otras presentaciones que hicieron vibrar al público.
Así ocurrió con la tradicional comparsa Mangueira, que sorprendió a las 70 mil personas llegadas al Sambódromo, las que fueron rociadas con un perfume lanzado desde sus carrozas.
Otra presentación que causó impacto fue la de la comparsa Salgueiro con un enredo que llevó por nombre "Resistencia" que trató sobre la violencia racial.
Los desfiles finalizaron casi cuando el sol comenzaba a asomar sobre Rio, y marcaron el retorno de la categoría principal tras dos años de pandemia.
Desde las tribunas parte del público expresó su rechazo al presidente Bolsonaro y se mostraron algunas pancartas en la que se pidió su salida del gobierno.
Hace un par de años, a poco de llagado al poder, Bolsonaro divulgó videos con imágenes procaces en las que asoció el carnaval a la promiscuidad.
El gobernante está ligado a grupos evangélicos para los cuales el carnaval es un evento desdeñable y así lo predican los pastores en sus cultos.
El miércoles y jueves últimos, el Sambódromo carioca fue escenario de las presentaciones de las agrupaciones de categoría Oro, o de ascenso.
Los espectáculos de las "Escolas" del grupo de ascenso, menos fastuosas de las de la elite Especial, quedaron oscurecidos por la muerte de una niña atropellada por un carro de la agrupación Em Cima da Hora.
La pequeña de 11 años tuvo una pierna amputada tras ser atropellada hace dos días y murió este viernes luego de ser sometida a cirugías.
La Procuraduría abrió una investigación para determinar los responsables del caso y ya expresó cuestionamientos a las autoridades por no haber establecido un sistema de seguridad especial en relación al desplazamiento de las carrozas de grandes dimensiones.