Tokyo (Depositphotos)
TOKIO - Una copa extra después de los años oscuros de la pandemia para redescubrir ese sentido de convivencia que se perdió y reponer las arcas del estado es el mensaje de la campaña de la Agencia Tributaria de Japón (NTA), diseñada para frenar la drástica caída del consumo de alcohol.
Tal caída se vio acentuada por las restricciones a las actividades sociales durante la emergencia sanitaria, que redujo la recaudación fiscal a niveles alarmantes. Se trata de una dinámica que se hace aún más crítica por la transformación demográfica en curso desde hace décadas en Japón, que exige un replanteamiento a nivel social.
La operación "Sake Viva!" durará hasta principios de septiembre, informó la NTA, y está dirigida a jóvenes de entre 20 y 39 años para encontrar vías "adecuadas" para revitalizar una industria que ya sufría el cambio de hábitos de consumo, y a la que la pandemia ayudó a desgastar.
Por otro lado, las estadísticas de la NTA hablan por sí solas: los ingresos tributarios que el gobierno derivó de los productores de alcohol rondaron el 5% del total en 1980, el 3% en 2011, mientras que en 2020 se ubicaron en apenas el 1,7%.
Una llamada de atención para el gobierno de Tokio, que tiene un déficit presupuestario crónico y una deuda pública equivalente a más del doble del Producto Bruto Interno (PBI), en 266%.
La caída en las ventas de bebidas alcohólicas debe considerarse fisiológica, advirtieron los estudiosos, desde el momento en que casi el 30% de la población tiene más de 65 años, los nacimientos están disminuyendo constantemente y el consumo de alcohol per cápita ha ido disminuyendo de 100 litros en 1985 a 75. en 2020.
Investigaciones más recientes formuladas por la campaña de marketing del gobierno revelaron, en cambio, una especie de transformación del concepto de sociabilidad entre los más jóvenes durante las limitaciones a las reuniones, a pesar de que Japón nunca impuso un bloqueo sobre la base del modelo experimentado en Occidente o incluso en China.
"Con la extensión del trabajo a distancia durante la pandemia, la gente se pregunta si realmente tiene sentido ir a tomar una copa para fortalecer las relaciones dentro del grupo de compañeros de oficina", dijo un analista al diario Japan Times.
El descenso de la facturación afecta a todas las bebidas alcohólicas: desde el sake hasta el vino, pasando por los licores tradicionales como el shochu, el brandy japonés, pero es más evidente en la cerveza. Volúmenes de ventas que registraron un menos 20% en 2020, con la principal empresa manufacturera, Kirin, que registró una contracción del 9,1% respecto al año anterior.
Si bien no se opuso abiertamente a la campaña, el Ministerio de Salud de Japón expresó la esperanza de que las personas continúen haciendo solo un "uso apropiado del alcohol", recordando los riesgos asociados, mientras que entre los temas más debatidos en las redes sociales fue irónico sobre la "oportunidad" que el gobierno fomente hábitos considerados no realmente beneficiosos para la salud de los ciudadanos, en un contexto de salud global ya crítico.