Il presidente russo Putin (Foto Depositphotos)

POR STEFANO CASINI

Estamos en una fase de la guerra Rusia-Ucrania cada vez más delicada. La administración Biden sigue con preocupación los movimientos de Vladimir Putin. 

El zar “ordenó” una una serie de referéndums para permitir la anexión forzosa (absolutamente ilegal según el derecho internacional), de los territorios ocupados por el ejército ruso hasta hoy: Kherson, Lugansk, Donetsk e incluso la región de la nuclear, donde funciona la central eléctrica de Zaporizhzhia.

Estos simulacros de consultas ya deberían realizarse en los próximos días. El Kremlin acelera los trámites para desalentar la contraofensiva ucraniana que le está ocasionando al ejército ruso terribles bajas. El propio Putin expuso la clave: la "doctrina de defensa" de Rusia también prevé el uso de armas nucleares si "el territorio nacional está amenazado". Se trata de dispositivos tácticos, con un alcance de 1,5-2 kilómetros, pero con un impacto devastador. El domingo pasadom, en la noche, en una entrevista de 60 minutos en CBS TV, Biden advirtió a los rusos: “No usen las armas nucleares o nuestra reacción será muy dura. Desde abril pasado, el Pentágono había advertido a la Casa Blanca: “no podemos descartar que Putin pueda recurrir al recurso extremo de las armas nucleares.” 

Y desde hace al menos cuatro meses, como siempre subrayaba por aquellos días el secretario de Estado Antony Blinken, un grupo de expertos de la OTAN “ha estado estudiando posibles contramedidas”.

La alerta, sin embargo, está subiendo de nivel.

Incluso antes del Donbass, los estadounidenses miraron hacia Crimea. Blinken y el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan están en contacto constante con Kiev: ¿realmente el presidente Volodymyr Zelensky tiene la intención de reconquistar la península ocupada por los rusos en 2014 y luego directamente anexada a la Federación Rusa? 

Un ataque ucraniano desencadenaría automáticamente las condiciones para un bombardeo nuclear, previstas por la "doctrina Putin" Washington se enfrenta a este dilema: ¿frenar a Zelensky, pero al mismo tiempo doblegarse al chantaje de Putin o dar impulso a la contrarreloj ofensivo de Kiev?

El Pentágono, como viene haciendo desde hace meses, sugiere cautela. Por ahora, Biden parece estar escuchando a sus generales, sin embargo, al ser el Jefe supremo de las fuerzas armadas más letales del planeta, podría tomar decisiones dramáticas.

El presidente estadounidense no envió los misiles de largo alcance, más de 300 kilómetros, solicitados por Zelensky, justamente para evitar una mayor escalada de la guerra que, cada vez más, está poniendo a Putin entre la espada y la pared, con un margen cada vez más estrecho de negociación. Se esperan, en estos días,  se esperan más señales de la Asamblea General de la ONU, que comenzó esta mañana en Nueva York. Hablarán tanto Zelensky como Biden.

La situación, que tenemos tan lejana en kilómetros, se agrava día tras día. Las mutuas amenazas elevan el nivel de control de los ejércitos en el Pentagono y, sobre todo, en el Kremlin, mientras que, por otro lado, China, no quiere saber nada de guerras y podría significar un mecanismo de disuasión de amenazas entre Rusia y Occidente. Un cambio de postura de Xi Xinping podría poner en peligro el entero planeta, dado que China también posee un gran poder nuclear. 

Es evidente que estamos frente a un dilema geopolítico a nivel mundial. ¿Oriente u Occidente? El planteo lo comenzó Putin con las armas. En la sabiduría y la disuasión de las mayores potencias del mundo, USA y China, estaría la solución o un enfrentamiento global.

STEFANO CASINI