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En tres días, casi 200.000 personas (195.000) rindieron homenaje al Papa emérito, fallecido el 31 de diciembre a los 95 años, y cuyo cuerpo fue expuesto durante 72 horas en el interior de la Basílica de San Pietro, símbolo de la cristiandad.

Mañana, el Papa Francisco será el encargado de presidir los funerales de Joseph Ratzinger.

Una oleada ininterrumpida de fieles y turistas, como las que se esperan para mañana.

"Fue un gran maestro de catequesis", dijo el argentino Jorge Mario Bergoglio desde el Aula Pablo VI donde hoy ha celebrado la tradicional audiencia general de los miércoles.

"Su pensamiento agudo y cortés -añadió- no era autorreferencial, sino eclesial, porque siempre quiso acompañarnos al encuentro con Jesús".

Ultimados los preparativos en el cementerio de la basílica, crecen las expectativas por el rito fúnebre sin precedentes para un Papa emérito.

Las únicas delegaciones oficiales que se esperan son la italiana y la alemana, encabezadas por Sergio Mattarella y Frank-Walter Steinmeier, pero son muchos los líderes políticos de todo el mundo que participarán en la ceremonia, desde la realeza de Bélgica y España hasta la jefes de Estado de Polonia y Hungría.

También estarán la premier Giorgia Meloni y los presidentes de la Cámara y el Senado, Lorenzo Fontana e Ignazio La Russa.

Además, habrá una participación sustancial de líderes religiosos, desde el metropolitano de la Iglesia Rusa Antonij de Volokolamsk, el vicepresidente de la Comunidad Religiosa Islámica Italiana, el imán Yahya Pallavicini, hasta una delegación de judíos romanos.

Y se esperan 3.700 sacerdotes, además de obispos y cardenales, más 1.000 periodistas de 30 países que seguirán el evento.

El féretro de Benedicto XVI saldrá de la Basílica de San Pedro a las 8.50 horas para permitir a los fieles rezar el Rosario en los minutos siguientes.

La misa comenzará a las 9.30 y será presidida por el propio Bergoglio que, sin embargo, con toda probabilidad dejará la celebración propiamente dicha al decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re.

Al final del rito, el cuerpo dejará la plaza para llegar a las grutas vaticanas donde será enterrado durante una ceremonia privada lejos de las cámaras.

En el féretro tendrá consigo las monedas y medallas acuñadas durante su pontificado, los palias que usó durante su carrera eclesial y la escritura, es decir, un resumen de su historia como Papa.

El nicho en la que reposará Ratzinger será el misma que, antes que él, había pertenecido a Juan XXIII y Juan Pablo II, cuyos restos fueron trasladados al interior de la Basílica de San Pietro tras sus respectivas canonizaciones.

En Italia las banderas se izarán a media asta en memoria del Papa emérito, mientras que en el interior del Vaticano será jornada normal de trabajo, sujeta al cierre de los Museos hasta las 14 horas.

Los empleados de la Santa Sede podrán asistir al funeral durante el turno de trabajo, avisando con antelación a los superiores.

Finalmente, será un día de luto nacional en Portugal, según lo establecido por el presidente Marcelo Rebelo de Sousa, quien estará mañana personalmente en la Plaza de San Pietro.

A partir de esta noche todo el entorno del Vaticano será zona roja, con más de mil agentes sobre el terreno para vigilar las puertas, que será el único acceso posible para los miles de fieles y peregrinos que se espera que presenten su último respeto al papa alemán, cuyo legado quedará para siempre ligado a la histórica e inesperada renuncia de 2013.