Gente d'Italia

Hay otra Argentina

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por ESTEBAN VALENTI

MONTEVIDEO (Uypress/Esteban Valenti) - Existe una convicción muy arraigada que la corrupción en Argentina, es inexorable, obligatoria, endémica y que está asociada siempre a la política, para los corruptores y los corruptos. Y los motivos se acumulan.

 

A pocos días de las elecciones del 22 de octubre del 2023, al partido de gobierno y a la Provincia de Buenos Aires le explotó un nuevo escándalo. Martín Insaurralde en ese entonces, jefe de Gabinete de la Provincia de Buenos Aires en un yate de lujo en Marbella con la modelo Sofía Clérici, pusieron la lupa sobre su patrimonio personal. En este sentido, en las últimas horas se realizaron al menos tres presentaciones judiciales para que se investiguen los movimientos financieros de Insaurralde.

La ex Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner enfrenta juicios por corrupción, en diversas sedes judiciales en cascada y por causas diversas.

Hacer una lista de implicados sería imposible, interminable.

Pero no siempre fue así, hay un ejemplo muy claro del Presidente Arturo Illía. Este 12 de octubre se cumplen 60 años de su asunción a la máxima magistratura argentina. Gobernó solo tres años y fue depuesto por un golpe de estado por una junta militar integrada por Pascual Pistarini, Benigno Varela y Adolfo Álvarez. Luego asumió el mando de inmediato el general golpista Juan Carlos Onganía.

El presidente Illia fue víctima de una campaña psicológica por parte de periódicos tales como La Nación y La Prensa. Estos culpaban al Gobierno de todo tipo de problemas caricaturizando al jefe de Estado como una tortuga.? También fueron parte de dicha campaña los semanarios Primera Plana y Confirmado, vinculados al sector industrial? En agosto de 1965, la primera de estas publicaciones presentó descaradamente al general Onganía como el que podía solucionar los problemas que dejaba Illia.

Illia, dio muestras, a lo largo de los menos de 3 años de gestión brutalmente interrumpidos por el golpe de Estado, es de una honestidad y una honradez insobornables.

Era un humilde médico nacido el 4 de agosto de 1900 en Pergamino pero afincado en Cruz del Eje, Córdoba, que se ganó el apodo del "Apóstol de los pobres" por la devoción y dedicación con que atendía a sus pacientes, cabalgando a veces kilómetros para llegar a los rincones más remotos sin cobrar la consulta, y que tuvo una casa gracias a la colecta que hicieron los vecinos agradecidos, mantuvo esos mismos valores cuando llegó a la Casa Rosada.

Con la decisión de combatir y prevenir la corrupción de los funcionarios públicos, creó la figura del delito de enriquecimiento ilícito, que se incorporó al Código Penal bajo su presidencia. No tocó ni un peso de los fondos reservados y secretos de la Presidencia. Rechazó cobrar la jubilación de privilegio. Cuando, siendo Presidente, su mujer, Silvia Elena Martorell enfermó de cáncer,- afección que le costaría la vida meses después del derrocamiento de su marido-, se negó a aceptar los fondos que el gobierno dispuso para costearle el tratamiento en Houston. Usarlos sería "como robarle el dinero al pueblo", dijo. Y vendió su auto para poder encarar el viaje. Dejó la función pública con un patrimonio menor al que tenía cuando asumió el cargo.

¿Qué diría Illia, que murió en la pobreza, que hizo de la honradez y del respeto a la Constitución su bandera, si se asomara hoy a la realidad argentina? ¿Qué diría del puntero del Frente Renovador Chocolate Rigau y las 48 tarjetas de débito de presuntos empleados de la Legislatura bonaerense, con sueldos de más de medio millón de pesos, que Chocolate retiraba de los cajeros automáticos?

¿Qué opinión le merecería la directora del Banco Nación, Silvina Batakis, ministra de Economía por apenas un suspiro, y la contratación de su ex marido sin aclarar al Directorio el vínculo, y qué de la gerente general María del Carmen Barros, y el insólito contrato de la numeróloga Pitty, por el que tardíamente la echaron?

Ni hablar de lo que pensaría de Martín Insaurralde paseando en un yate de lujo por Marbella, regalos de altísima gama y un descaro a toda prueba. El flamante ex jefe de Gabinete de Axel Kicillof declaró no tener ahorrados ni un dólar ni un euro y apenas unos cientos de miles de pesos en el banco. No fue magia, decían los kirchneristas. Ciertamente no lo fue.

Como si no fuera suficiente burla, su novia, la modelo Sofía Clérici, encargada de documentar el viaje, se enojó con los comentarios críticos sobre las imágenes. "Qué mal está la gente", escribió.

Burla sobre burla. Claro que la gente está muy mal: 18,5 millones viven en la pobreza. Lo peor fue cuando intentó explicar que el barco era prestado, y que el Rolex y la cartera Vuitton se los había comprado ella. Lástima que en un twitt había agradecido el regalo de su pareja.

Una reciente encuesta, previa al debate presidencial - y por lo que valen las encuestas en Argentina - daba a Javier Millei muy cerca de ser elegido en primera vuelta, casi 40% votos y más de 10% de diferencia de Sergio Massa.

Hay otra Argentina, atrapada, sepultada bajo una casta política a la que ahora se integró con toda su ferocidad, Javier Milei, posible nuevo Presidente de la Nación.

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