por
STEFANO CASINI
Recién volví de mi viaje anual por mis pagos para visitar parientes y amigos y me di cuenta los cambios que comienzan a notarse, no solamente en los bolsillos de los europeos, sino también en el ánimo.
Todos los noticieros de canales públicos y privados (RAI y Cia) abren, todos los santos días sus titulares con los ataques de Israel en esta especie de pequeña guerra mundial que se armó en Medio Oriente luego del fatídico 7.10.23 que despertó el monstruo que no tiene ninguna intención de parar hasta exterminar cualquier amenaza musulmana. Bajó de tono la guerra Rusia Ucrania, sin embargo, las repercusiones se han visto, más que nada, en los bolsillos del continente que más gas consume en el mundo: Europa.
La economía de la UE está cansada, estresada, luego de la explosión de los precios del gas que llevaron los costos operativos a una inflación casi desconocida en el viejo continente. Desde 2022 a hoy, noté una inflación que, en línea general, ronda el 30% y, como en muchos países se calcula a través del simpático precio de Mc Donald, podemos calcularlo en Italia, a través del café. El famoso macchiato o ristretto que, hasta 2022 costaba 1 Euro (y esto fue durante décadas), hoy, en ningún bar cuesta menos de 1.30 que, para nosotros sigue siendo baratísimo (unos 70 pesos), pero, para un italiano, acostumbrado al café más que a la pasta, es mucho.
La gasolina sigue cara a poco menos de 100 pesos nuestros por litro, mientras que, también en los super, se nota que los precios subieron bastante. Hablando con amigos y marcándole que, en Uruguay, la inflación sigue bajando y ya, después del 2019, no supera un dígito, me miraron con cierta envidia.
En un país donde no existe el “sueldo mínimo” como Italia, el mercado de trabajo se alinea perfectamente al primer mundo. Siguen aumentando los puestos en lo tecnológico, se arrima cada día más la polémica IA y los que tienen entre 20 y 40 años, hace ya varios años que no quieren un puesto fijo por nada en el mundo.
Italia tiene un sistema de AFAPS mucho más transparente que en otros países y, a pesar que se asemeja a las nuestras, el contribuyente combina público con privado y se asegura una liquidación el día que se jubila por el sistema estatal, correspondiente a 10 de sus últimos sueldos, retroactiva a la edad jubilatoria (si se jubila después de la edad jubilatoria que es de 67 años, recibirá todo lo que generó desde esa edad y un importante soporte privado que puede cobrar todo junto o en las cuotas que el contribuyente decida). Sigue existiendo una franja importante de denominados “milleuristi” o sea los que ganan mensualmente 1000 Euro, a pesar que no supera el 30%. Hay muy poquitos que ganan menos y muchos que ganan más. Hasta hoy, una carga semanal de supermercado que, en Uruguay, para una familia “tipo” de clase media ronda los 200 Euros (unos 10.000 pesos) x semana, es bastante más barata en Italia, o sea que el dinero rinde más. Además se cuenta con un mercado, por ejemplo de autos usados, que, en algunos casos, nos parece un chiste (como un BMW turbodiesel A4 del 2010 que ronda los 3.500 Euros). Sigue en aumento el sector eléctrico, sin embargo, a los italianos, les gustan los escapes, los piques y la velocidad, así que no hay un boom. El tránsito en las grandes ciudades es mucho más organizado que el nuestro: todos van a la misma velocidad y, a pesar que el promedio de máxima velocidad en ciudad es de 50km/h, hay radares solamente en los accesos, se respetan las señales, sin embargo las velocidades no y, como casi toda Europa, el límite permitido de alcohol en sangre es de 0.50.
Para concluir, volvemos a la enorme preocupación por lo que está aconteciendo en Medio Oriente. Por el 7.10 también se movilizaron los italianos. Unos pocos recordando las atrocidades de Hamás y otros muchos recordando las respuestas de Netaniahu que, si lo sacan de su sillón……...seguramente irá preso, por la simple razón que vive en un país democrático, el único de Medio Oriente.