por STEFANO CASINI
Para muchos de los “columnistas” que nacimos cerca de la mitad del siglo XX, la política se esclarece cada día más. Cuando tenía 18 y recién comenzaba mi época universitaria corría el año 1971. Recuerdo, como si fuera hoy, más de una vez, nuestro “grupete” se agarraba a trompadas con los “de la JUP” (Juventud Uruguaya de Pie).
Estábamos mucho más apegados a los extremos: eramos fachos o comunistas, en pocas palabras. Con el tiempo, los acontecimientos, la enorme cantidad de cambios tecnológicos y morales, derechos humanos, diversidad de géneros, políticas económicas, dictaduras, democracias que pasaron y seguirán pasando, se transformaron y diría por suerte, también esos extremos que nos enfrentaban mucho más que una grieta moderna. Era odio, era supremacía, era el “nosotros contra ellos”.
Los primeros síntomas de PAZ después de los que en Italia llamaron los “años de plomo”,que, igualmente duraron hasta los ‘90, fueron expresados por el movimiento Hippie de fines ‘60, principios ‘70. Una generación, a la cual también pertenecí porqué era músico y actor de teatro. No queríamos más guerras y enfrentamientos: duró pocos años, pero fueron muy significativos para los que peinamos canas.
Para mi, que crecí, me crié y viví en varios países con distintos procesos sociales, fue quizá más fácil, entender lo que está pasando ahora, pero, de todas formas, me da la sensación que los extremos políticos, como que pasaron de moda y en Uruguay, lo vemos a través de los últimos 40 años de Democracia. Por ejemplo: ¿cuales fueron los grandes cambios de conducta económica de todos los gobiernos? Pocos, muy pocos: dólar libre, endeudarnos (no mucho) para que el país pudiera crecer sin tantas diferencias (aunque hay y muchas), poca emisión, control del déficit, apuntar a la baja inflación, bajo riesgo país, baja desocupación, estado fuerte y controlador. Las únicas pocas y débiles diferencias surgieron en la aplicación de estas políticas. En algunos casos, como en el gobierno de Jorge Batlle, cuando llegaron todas las plagas de Egipto y el país no estaba preparado, o en el gobierno de Mujica, cuando, había una bonanza enorme, sin embargo se gastó y muy mal. Por todo lo demás, las políticas de Estado tuvieron mucho bla bla, pocos hechos tangibles, aunque algunos buenos como el Plan Ceybal o la LUC. Las denominadas “reformas del estado” no fueron muchas y el FA, que teniendo un total control de la situación con el Ejecutivo y un Legislativo con mayorías absolutas, no logró ni una reforma de las jubilaciones para las FFAA, ni una Reforma Educativa, ni logró el mismo Presidente Tabaré Vázquez, priorizar OSE sobre el ANTEL ARENA, presupuestado en 42: de dólares y que costó más de 120.
Esos “extremos” se fueron acercando también en la terminología: pasaron de fachos (aúnque los más “estatistas” fueron justamente los que defendían ideales socialistas, como el Nacional Socialismo, NAZIS, y el Fascismo, fundado por un socialista que se transformó en un dictador populista intransigente) a libertarios y a liberales. De comunistas (los defensores de Marx, Lenin, hasta Stalin, Castro, Maduro o el Che Guevara) a progresistas.
Lo más cómico es que liberales y progresistas son términos ridículos: ¿quien no quiere Libertad o Progreso?
Al final, las verdaderas diferencias se definen entre los que quieren “dominar masas” para reelecciones eternas y los que quieren que las masas decidan libremente si quieren ser dominadas o no por la clase política. Indudablemente hay muchas otras partes sociales que juegan en esto: los sindicatos, que deben defender los intereses de todos los que trabajan de forma “dependiente”, las cámaras empresariales que deben defender sus inversiones para no fundir sus empresas, más cerca en el tiempo, las ONG, que para algunos son más curros que soluciones, las religiones (no en todo el mundo), los que, sin tener oportunidades, o quieren que los mantenga un estado “bueno y generoso” o simplemente no quieren trabajar duro para progresar, o los que pagan sus estudios yendo a escuelas rurales, tienen mucha fuerza de voluntad e igualmente logran sus objetivos, hasta ser grandes empresarios…..bueno y algunos grupos más.
De cualquier manera, la terminología cambió, pero también cambiaron las reglas de juego, la tecnología al servicio de cuerpos y mentes y con todo esto, los “odios” bajaron de tono….y eso es bueno…….o no?