Colombia vivió el jueves una jornada de terror, con dos atentados atribuidos a fuerzas guerrilleras disidentes de las disueltas FARC, que provocaron 18 muertos y más de 70 heridos.
El primer ataque se produjo en Cali, suroeste, donde estalló un camión cargado de explosivos, y el segundo en una zona rural del municipio de Amalfi, Antioquia, noroeste, con el derribo de un helicóptero de la Policía, respectivamente.
De acuerdo con el reporte oficial más reciente, en Cali murieron seis personas, mientras que 71 resultaron heridas, cuatro de ellas en estado de gravedad.
En total fueron heridos 30 hombres y 41 mujeres, y entre las víctimas hay ocho menores y tres adultos mayores de 60 años, precisó la Alcaldía de esa ciudad.
Por su parte, la Oficina en Colombia del Alto Comisionado para los Derechos Humanos lamentó la muerte de 12 policías y un número indeterminado de heridos, tras la caída de un helicóptero que realizaban labores de vigilancia mientras se hacían labores de erradicación de cultivos ilícitos.
"Lo ocurrido en Cali demuestra la transición de la disidencia de Iván Mordisco a un acto claramente terrorista", dijo el presidente Gustavo Petro, que aclaró que enfrentarse a criminales armados no es lo mismo que perpetrar un ataque directo contra la población civil.
"Es un crimen de guerra contra la humanidad según la jurisdicción de la Corte Penal Internacional, y es terrorismo en el sentido más básico del término", añadió el presidente.
Petro anunció que las facciones de Iván Mordisco, la Segunda Marquetalia, otro grupo disidente de las FARC, y el Clan del Golfo, serán consideradas ahora "organizaciones terroristas, perseguibles en todo el mundo.
Son criminales de guerra".
Por su parte, el ministro del Interior, Armando Benedetti, también se refirió a los atentados. "El terrorismo busca intimidarnos y someternos con sus actos criminales, pero que quede claro: estas acciones solo refuerzan nuestra inquebrantable determinación de erradicarlo y garantizar la seguridad de la sociedad", declaró.
El ataque en Cali, en inmediaciones de la base militar y de formación Marco Fidel Suárez de la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC) fue atribuido por las autoridades a los disidentes del grupo guerrillero llamado Jaime Martínez, miembros del Estado Mayor Central.
Y el atentado al helicóptero, que al parecer se cometió con un dron modificado, se le adjudicó al grupo 33 de las disidencias guerrilleras, al mando de Alexander Díaz "Calarcá".
"Este es de nuevo otro ataque terrorista por parte de esa estructura Jaime Martínez, delincuentes, narcotraficantes, terroristas, que insisten en venir a Cali a asesinar caleños", afirmó Alejandro Eder, alcalde de la ciudad, que ofreció una recompensa de 100 mil dólares por información que conduzca a los autores.
El Ejército reportó que en Cali se logró neutralizar un segundo vehículo de carga que estaba ubicado en la misma zona del ataque, lo que evitó una tragedia de mayores proporciones.
El presidente, Gustavo Petro, aseguró que uno de los sospechosos de ese ataque fue detenido.
La Fiscalía General anunció que desplegará todas sus "capacidades investigativas, tecnológicas y de análisis criminal" para "identificar, ubicar y lograr la judicialización de los responsables" de ambos ataques.
En el caso del atentado en Cali, el órgano judicial informó del arresto de dos sospechosos de participar en la acción, quienes serán acusados ante un juez local; en tanto que en el caso del helicóptero, investigadores viajaron a la zona del siniestro para recoger "evidencias" de manera que se logre "tener claridad sobre lo sucedido, y trazar y seguir un plan metodológico para abordar integralmente la indagación de los hechos".