China está aumentando su influencia en el puerto brasileño de Santos, el más grande del país y de América Latina, mientras el gobierno brasileño busca Europa y Asia alternativas al mercado estadounidense tras los aranceles impuestos por Donald Trump.
"Mientras Washington utiliza su poder económico y amenaza con represalias contra los países que desean preservar el medio ambiente, China se está adaptando a prácticas sostenibles e invirtiendo", advirtió en un encuentro con la prensa Anderson Pomini, la máxima autoridad del puerto de Santos.
El funcionario aludió así a la reciente decisión de la Casa Blanca de oponerse a la adopción del Marco Net-Zero, aprobado en julio en Londres por 170 países de la Organización Marítima Internacional (OMI), que exige una reducción del 50% de las emisiones de dióxido de carbono del transporte marítimo para 2025.
La administración Trump no solo rechazó la propuesta sino que adelantó que opondrá a la votación, prevista para octubre.
"El gobierno estadounidense va a contracorriente, pero la lucha contra el cambio climático es crucial: debemos combinar el crecimiento con la responsabilidad social y ambiental.
Es inútil centrarse únicamente en el rendimiento económico y luego tener que afrontar la furia de la naturaleza", afirma Pomini.
El responsable del puerto de Santos enfatiza que "Brasil cumplirá con su deber de garantizar el crecimiento responsable de los puertos, incluso ante la amenaza de nuevos aranceles".
Esta postura la comparte China, que, junto con el gigante logístico COFCO, "ha invertido 160 millones de euros para construir una terminal, uniéndose al programa ISG y financiando proyectos de reurbanización en zonas degradadas" en torno al puerto, recuerda Pomini.
Por esta razón, el impacto del arancel estadounidense del 50% sobre las exportaciones de productos verdes y oro no preocupa al megapuerto brasileño.
"Nuestros productos tienen una gran demanda; no tendríamos ningún problema.
Podríamos ver una reducción inicial en las exportaciones, ya que priorizábamos el mercado estadounidense, pero a medio y largo plazo, Brasil ya está mirando hacia otros mercados", especialmente Europa y Asia, destaca.
"El mercado europeo es muy importante para Brasil y, a pesar del acuerdo alcanzado con Washington, los países de la UE ya han mostrado interés en los productos brasileños afectados por los aranceles estadounidenses", sostiene.