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Más allá de los pro y los contra de un aumento del gasto público, el gobierno está en aprietos, sobre todo por las distintas posiciones internas y por las tendencias político-económicas planetarias muy desafiantes. Hasta ahora, el Presidente Orsi, tuvo serios problemas por  las declaraciones del Ministro de Economía, el Viceministro, a quien se le escapó que sería inviable una rendición de cuentas como se planteó en el Parlamento. La oposición es más fuerte dentro del FA que fuera de él. Es cierto que, en 2024, la economía uruguaya no tuvo los mismos empujes extraordinarios de 2021, 2022, 2023 y 2024, respectivamente 5.8%, 4.9%, 0,4% y 3,1% con récords históricos en venta de autos o exportaciones, pero, el mismo Ministro Oddone, en las primeras semanas del nuevo gobierno Orsi, declaró abiertamente que la economía uruguaya no tenía problemas graves, a pesar que, después de algún tirón de oreja, suavizó el todo con algunas “marcha atrás”. También es cierto que, no todas las empresas que se retiraron desde el 1o de Marzo 2025 hasta hoy, lo hicieron por proyecciones o anuncios de aumentos de impuestos del FA que ya fueron corregidas por el mismo gobierno. La economía uruguaya muestra un crecimiento moderado pero desacelerado, con una expansión del 2,1% interanual en el segundo trimestre de 2025. Internamente, enfrenta desafíos fiscales y una baja del consumo y la inversión interna y externa, aunque el sector externo, por ahora,  se mantiene bastante estable. También la inflación está estable y el peso muestra fortaleza, pero es necesario impulsar reformas legales y de mercado laboral para romper la inercia y liberar el potencial de crecimiento del país. Después del crecimiento en 2024 del 3.1%, la economía experimenta una desaceleración, proyectándose un 2,1% para 2025. La inflación se mantiene dentro del rango meta del Banco Central con expectativas de seguir bajando, pero, la gente de a pie, ya notó algunos aumentos en la vida diaria, en una feria, una carnicería o una farmacia. El Banco Central interviene para estimular la inversión en pesos uruguayos, tanto que el mismo Presidente Tolosa, declaró abiertamente que, mantener ahorros en dólares es una timba. Hoy, el que tiene dólares guardados, pierde dinero cada día. La moneda norteamericana fluctúa hacia abajo, los intereses de los bonos USA pagan muy poco, mientras que los uruguayos, pagan mucho mejor. El peso se mantiene fuerte con una mínima intervención del BCU para la reducción de volatilidad. Si nos metemos en el mercado laboral, comenzaron las dificultades a pesar que, el gobierno anterior, logró el aumento del salario real con respecto a 2019. Pero entonces ¿cuales son los reales desafíos y las potencialidades de Uruguay? Se perdió dinamismo en el mercado laboral y la economía precisa reformas legales urgentes. Por suerte, desde hace décadas, las líneas económicas tomadas o sugeridas por Danilo Astori, columna vertebral de una estabilidad que nos envidian en todo el mundo, cambió. Un rígido control sobre el fixing internacional dejándo, sin embargo, libre el cambio, exitosas ventas de bonos soberanos, grado inversor bajísimo  (entre 70 y 100 puntos) y una rentabilidad fuerte del Peso Uruguayo, lo que baja el dólar, así como la competividad de nuestros productos. El potencial externo, con los “avisos” de mayor presión fiscal sobre “los que tienen más” es sinónimo de pérdida de mercados, para vender productos uruguayos o para estimular inversiones extranjeras. Por suerte, Uruguay tiene una sólida base con activos de valor, la mejor estabilidad institucional del continente y una matriz energética renovable que, en nuestro caso, tiraría abajo el discurso de Trump en la ONU, cuando habló que el cambio climático, así como las energías renovables, son una estafa.

Basar la economía en los sectores forestal, celulosa, agro, energías renovables o hidrógeno, tomadas desde el siglo pasado, junto a la economía del conocimiento, siguen teniendo un gran potencial para Uruguay, de forma determinante.  Las medidas, en cierto sentido “ESPANTA INVERSIONES”, preocupan el Ministro de Economía, así como el mismo Presidente Orsi, que prometió una suba del PBI del 2.4% al año durante su gobierno, una promesa que depende del desarrollo interno, de la competividad, que hoy es muy baja para empresarios locales e internacionales.

Las perspectivas para 2025-2029, según fuentes internacionales y del FMI, nos muestran que, la clave para no quedarse en una inercia económica, sería implementar reformas claras para darle una dinámica libre al mercado, como implementar pequeñas reformas en algunos sectores. A pesar de la promesa de Orsi de un aumento anual del 2.4%, en este 2025, según varias versiones locales e internacionales, el PBI crecería, “optimisticamente”, en un 2.1%, o sea una baja con respecto al mismo período anterior. ¿Se podrán cumplir las metas de sostenibilidad de un optimístico 2.4% por año? Muchos actores pesados, como las cámaras de comercio, no le tienen fe a esta rendición de cuentas y muchos empresarios ya están mirando más hacia el exterior que en invertir en Uruguay. Lo peor que muchos se van.

 

STEFANO CASINI