Aislada internacionalmente tras la Segunda Guerra Mundial, la España de Francisco Franco, de cuya muerte se cumplen hoy 50 años, se puso como objetivo recuperar la influencia española en Latinoamérica.
La Hispanidad y un enfoque imperialista que promovían la lengua y cultura comunes marcaron su política exterior.
Aunque Franco nunca viajó a América Latina, buscó estrechar lazos mediante alianzas con gobiernos autoritarios.
Los lazos del franquismo se estrecharon especialmente con la Argentina de Perón, el Paraguay de Stroessner, la Nicaragua de la familia Somoza y la República Dominicana de Trujillo.
Argentina y República Dominicana rechazaron las propuestas planteadas en la ONU en 1946 en contra de Franco para retirar a los embajadores.
En un contexto de aislamiento, la política exterior organizaba encuentros con Jefes de Estado para incrementar su popularidad y mejorar su imagen.
Los dirigentes de Argentina, Perú, República Dominicana, Panamá, Venezuela, Brasil, Paraguay y Nicaragua visitaron en varias ocasiones España en las décadas de 1950 y 1960.
Franco se desvivió en atenciones a Eva Perón en su visita a España en 1947, que marcó un protocolo de actuación en posteriores visitas de mandatarios latinoamericanos.
En 1954 tuvo lugar la visita del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, quien está enterrado en el cementerio de Mingorrubio (Madrid), igual que Franco desde que su cuerpo fue trasladado allí desde el Valle de los Caídos en 2019.
En 1973, en los últimos estertores del régimen, Stroessner fue recibido con todos los honores.
Otros países como Colombia, Chile y Ecuador condecoraron a Franco con sus más altas distinciones de Estado.
Incluso desde las antípodas ideológicas, existieron vínculos entre la España de Franco y el Chile de Salvador Allende -quienes nunca se vieron en persona-.
"Si para Washington se debía atacar a Allende para evitar que Chile se convierta en una segunda Cuba, para el Palacio de Santa Cruz (sede del ministerio de Asuntos Exteriores español) se debía apoyar a Allende para que Chile no se convirtiera en una segunda Cuba", dice la historiadora chilena María José Henríquez en su libro "¡Viva la verdadera amistad! Franco y Allende, 1970-1973".
Para los sectores más duros del franquismo, Augusto Pinochet se convirtió en su referente por su lucha contra el "comunismo".
Por el contrario, México, uno de los países que más exiliados españoles acogió y que reconoció al gobierno de la República en el exilio, nunca reconoció al régimen de Franco.










