La salida del mundo, de las diferentes situaciones nacionales y a nivel global, no será solamente sobre la pandemia de Covid 19 - que no está clara en absoluto, ni hay fechas ni siquiera condiciones -  habrá que considerar las tendencias de la crisis económica, social y comercial en todo el mundo. No hay manera que esta situación deje a algún país o región fuera del proceso global. Una de las más afectadas está siendo y lo será en el futuro, América Latina.

En su conjunto aún con matices, no hay nadie que quede excluido de esta situación y sus principales tendencias, de allí la importancia de analizar situaciones que se están produciendo en todo el mundo. Tienen directa relación con el Uruguay, actual y del futuro y, con toda América Latina. Desde que surgió la realidad y el concepto de la globalización, el proceso más globalizador de la historia y con un impacto más diversificado es la actual pandemia.

Es en esta óptica es que queremos analizar algunos hechos que se han producido en los últimos días. El pasado domingo 15 de noviembre a través de una videoconferencia, 15 jefes de estado de Australia, China, Corea del Sur, Japón y Nueva Zelanda, y los diez países de la ASEAN -Birmania (Myanmar), Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam firmaron el mayor acuerdo de libre comercio y multilateralismo del mundo, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés).

Consideremos algunas cifras que dan la dimensión del RECP: Finalmente,(la India decidió no sumarse al tratado por motivos de "interés nacional", pero con la posibilidad de ser incluida de aceptar los términos de la Asociación). De unirse la India, la RCEP comprendería el 47% de la población mundial, es decir aproximadamente 3400 millones de personas, casi un tercio del PIB mundial, 22.7 billones de dólares y el 32.5% de la inversión mundial y el 40% del comercio del planeta. Aún sin la India,  el RECP es el mayor acuerdo de libre comercio del mundo.  Pero las cifras no lo dicen todo.

Este acuerdo se está negociando desde el año 2012, hace 8 años, ¿Cuáles fueron los factores desencadenantes? Lo dicen claramente las declaraciones de los líderes que suscribieron el acuerdo, es en primer lugar adoptar todas las medidas para la más pronta recuperación económica y social en que se encuentra la región y el mundo entero fruto de la pandemia. Incluso con la diferencia de que esta región del mundo y en particular China ya han comenzado nuevamente a crecer de forma importante, 3.9% en el último trimestre, también Japón frenó su caída. Es sin duda un aporte al crecimiento de los países de la región, con sus diferentes regímenes políticos.

El segundo factor que destrabó años de negociaciones, fue el invalorable aporte del presidente saliente de los EE.UU. Donald Trump que luego de asumir su cargo en el 2017 retiró a su país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), el acuerdo de libre comercio propuesto por Barack Obama e integrado por 12 países, que no incluía a China. Era un acuerdo liderado por los Estados Unidos y Japón e incluía a Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. La firma del actual CERP es una derrota total de la política contra el libre comercio y el multilateralismo de Trump. Una más. La más importante  se produjo hace pocos días en las urnas dentro de los Estados Unidos, porque el enfrentamiento internacional con China y con una parte importante de la comunidad internacional fueron las banderas de su campaña del 2016 y de toda su presidencia.

Sin esos dos factores es imposible comprender el rápido avance de las negociaciones y la firma del CERP hace solo ocho días. Es sin duda una gran victoria diplomática y comercial de China, y con la autoexclusión de EE.UU.

El acuerdo tiene 20 capítulos, con medidas que incluyen desde el comercio de bienes, inversiones y comercio electrónico hasta la propiedad intelectual y los contratos de obra pública, con el objetivo de aumentar la interacción económica basada en reglas establecidas entre los miembros.

Una cosa ha quedado nuevamente demostrada, China apunta a la recuperación global de la economía como parte de su propio desarrollo. Es que una economía del tamaño que alcanzó China en los últimos años desde las reformas de Deng Xiaoping hasta el actual presidente Xi Jinping, con el mayor salto social de la historia, tanto en términos absolutos como porcentuales, con cientos de millones de personas que salieron de la pobreza, (desde la década del 70, 850 millones de personas salieron de la pobreza) y tiene naturalmente una enorme exigencia en atender el mercado interno en pleno y constante crecimiento, pero el proyecto histórico de China es ser un factor central del desarrollo económico mundial. El acuerdo del CERP es una confirmación muy importante.

Por ello es necesario comprender a fondo cual es la línea fundamental del presidente actual, Xi Jimping a partir de analizar con perspectiva la historia china. En China es particularmente necesario considerar el conjunto de los procesos históricos, su continuidad y su ruptura.

Una de las principales consignas ideológicas de actualidad en el país es "permanecer fieles a la misión fundacional" en marcha hacia el 2022 donde se producirá un recambio muy importante en la dirección del PCch con la salida de la llamada sexta generación, que vivió la reforma de Deng Xiaoping pero también la dura experiencia de la reforma cultural de Mao Zedong. Las diferencias entre estos procesos son enormes, sin embargo uno de los objetivos es darle una continuidad histórica, al "espíritu" del PCch, entre otras cosas como factor de unidad de China, una nación que todavía mantiene pendiente la fractura de Taiwan, y donde conviven 56 nacionalidades diferentes en su población.

De aquí surge el concepto del "nacionalismo rojo",   cuyo propósito es sin duda la revitalización nacional; de otro, la prosperidad común, pero dentro de una visión global donde el libre comercio y el multilateralismo son sin duda factores de reforzamiento por parte de Xi Jinping.

Con una diferencia fundamental, mientras Trump levantó la consigna de Primero Estados Unidos, los chinos en ningún lugar levantan en oposición, la consigna de Primero China, promueven paradójicamente el libre comercio y el multilateralismo.

La combinación de factores que está moldeando la China actual se puede considerar en 4 corrientes: la histórica, la fundacional, la cultural y la global. China desde hace tiempo reivindica la influencia cultural e histórica, de allí el surgimiento dentro y fuera de China del Instituto Confucio, a pesar de las campañas que en el pasado se desataron en contra del filósofo chino. Incluso actualmente se reivindica la planificación económica de fuerte inspiración confuciana, totalmente alejada de la experiencia soviética.

La One Belt, One Road Initiative o BRI (Belt and Road Initiative), conocida en castellano como Nueva Ruta de la Seda, es parte central de esta inserción estratégica global que consiste no solo en reivindicar la historia de esta ruta que se remonta al siglo I A.c. que ahora fuera lanzada por China en el 2013 y que incluye el establecimiento de rutas comerciales globales, la construcción de infraestructuras, el intercambio tecnológico, las patentes (hoy China ha superado a los EE.UU. en el registro de patentes) (1) y todo con un enorme respaldo financiero.

Hay un aspecto que ha pasado casi desapercibido, pero que dentro de los flagelos mundiales, es de primera importancia, la corrupción. China en consonancia con esta política integral y luego de las resoluciones muy duras sobre este tema del último Congreso del PCch. firmó acuerdos con 81 países sobre cooperación contra la corrupción y sobre extradición de fugitivos, asistencia judicial y recuperación de activos, entre otros aspectos de la lucha anticorrupción.

La Comisión Nacional de Supervisión de China ha estado liderando la operación para perseguir a los fugitivos sospechosos de infracciones relacionadas con el cumplimiento del deber. Desde el establecimiento de la comisión en 2018, se han organizado 32 equipos para llevar a cabo misiones de repatriación en 17 países. Entre el año 2014 y junio de 2020, las autoridades anticorrupción de China han devuelto a 7.831 fugitivos bajo sospecha de delitos de corrupción desde el extranjero.

Por último hay un factor esencial de este proceso en particular para América Latina, mientras China no muestra en absoluto la intención de "exportar" su modelo, o su proyecto, porque sabe perfectamente que es imposible y, además la debilitaría en todas sus relaciones internacionales y sería una negación de su propia reivindicación histórico-cultural y fundacional, sus directos adversarios, en particular el neoliberalismo o directamente el liberalismo puro, tiene entre sus cometidos fundacionales su expansión a todo el planeta. La globalización era paradójicamente su gran instrumento y ni que hablar el libre comercio, banderas que hoy han cambiado de mano.

¿Qué podrá hacer Joe Biden para influir en esta situación? cuando tiene como prioridad absoluta revertir la marcha aplastante de la pandemia dentro de su país, determinada por la irresponsabilidad absoluta de su predecesor;  la recomposición de la economía que enfrenta la peor crisis desde 1929, y la profunda fractura política en su nación, porque perdió Trump, pero el trumpismo está allí, vivito y coleando.

América Latina está inexorablemente atrapada en la disyuntiva de definir sus nuevas relaciones económicas y por lo tanto comerciales con una fuerte influencia política. Que no tiene las mismas condiciones con los EE.UU que con China, vista la historia. ¿Y la izquierda? Imaginen por un instante que Cuba o anteriormente la URSS, hubiera tenido o tuvieran estos resultados concretos para su pueblo y en su política internacional. Muchos estarían de fiestas ideológicas y políticas corridas. Ahora como la situación no les entra en los dogmas, el silencio.

por Esteban Valenti