Cartagena de Indias es una de las ciudades más icónicas no solo de Colombia sino del Caribe y su prestigio se sustenta en gran medida en la belleza arquitectónica de sus calles y plazas, que más allá del pasado español también guardan una traza importante del arte de maestros italianos.
Uno de los elementos del paisaje arquitectónico de la ciudad son sus murallas, construidas como fortificación frente a los ataques de piratas y bucaneros ingleses y franceses en el siglo XVI.
Las murallas fueron diseñadas en 1594 por el italiano Bautista Antonelli, entonces uno de los más grandes ingenieros militares.
Las fortificaciones, que incluyeron baluartes y castillos, se conservan en la actualidad, aunque no todo el conjunto que se construyó a lo largo de dos siglos, entre otras, por el afán de expandir la ciudad y conducirla hacia la modernidad.
Las murallas de Cartagena son en la actualidad parte del atractivo arquitectónico y turístico de la ciudad, y en su interior se conserva el casco antiguo con sus grandes casas de techos de dos aguas que constituyen un escenario atractivo y fotogénico.
Muchas de esas viviendas fueron propiedad de uno de los italianos más influyentes de Cartagena, Juan Bautista Mainero y Trucco (1831-1918), quien llegó a la ciudad en 1849 y rápidamente se convirtió en uno de los hombres más ricos e influyentes del Caribe colombiano.
Además de construir una fortuna alrededor del comercio de maderas y piedras preciosas, Mainero y Trucco llenó la ciudad de monumentos elaborados por maestros italianos, levanto varios edificios y hasta renovó el Teatro Colonial en 1874 y lo rebautizó como Teatro Mainero.
Mainero y Trucco, quien se desempeñó entre otras como cónsul italiano en Cartagena de Indias, donó a la ciudad la estatua de Cristobal Colón, ubicada en la Plaza de la Aduana, hecha en Italia con mármol de ese país e inaugurada el 12 de octubre de 1895 e inspirada en un tamaño menor al Colón de Génova.
Una de las obras más emblemáticas de la ciudad, junto con las murallas, el Colón y la Torre del Reloj, es el Obelisco diseñado por el artista cartagenero Luis Felipe Jaspe y fabricado en mármol por el escultor italiano G. B. Calegari.
La pieza está coronada por cóndor que posa sobre un globo terráqueo elaborado en bronce. El Obelisco está ubicado en la parte central del Parque Centenario y se erigió en 1911, en conmemoración a los 100 años de la independencia del país.
Los tres ingresos de este espacio público están coronados por monumentos también hechos en Italia en homenaje al Trabajo, la Juventud y la Libertad.
Junto al Parque Centenario está el Camellón de los Mártires, otro espacio público que se inauguró el 11 de noviembre de 1886, en homenaje a diez héroes de la emancipación.
Los bustos fueron elaborados en mármol de Carrara y son obra del escultor italiano Felipe Moratilla, quien también diseñó las piletas y asientos que adornan el lugar.
En el centro del Camellón de los Mártires está el monumento de la Noli Me Tangere, mujer con la mano derecha en alto que señala la contención y que en la izquierda sostiene un escudo republicano de la ciudad.
La pieza, inspirada en la frase de la biblia del evangelio de San Juan que recoge las palabras de Jesús resucitado a María Magdalena (No me toquéis), fue elaborada en Italia, junto a los tres monumentos de las puertas del Parque Centenario y a las cuatro musas que adornan la fachada del Teatro Adolfo Mejía, el principal de la ciudad.
A interior de la zona amurallada se elevan varias obras construidas por italianos, además del Colón donado por Mainero y Trucco.
Están el altar de la Iglesia San Pedro Claver diseñada por el escultor italiano Vittorio Montarsolo e instalado en 1884 y los cuatro patronos que custodian la catedral que ordenó a Italia el obispo Pedro Adán Brioschi, nacido en Milán 1860.
Un poco más interior del casco antiguo está el Parque José Fernández Madrid, inaugurado en 1889 en conmemoración del centenario del nacimiento de ese proceder cartagenero. La estatua en mármol fue elaborada por el escultor italiano Pedro Montarsolo.
Salim Osta Le Franc, uno de los más importantes restauradores de Cartagena de Indias, en diálogo con ANSA resaltó el aporte y la huella italiana en el paisaje arquitectónico y monumental de la ciudad, al tiempo que lamentó las posiciones que invitan a derribar los bustos y obras que hablan del pasado.
Osta, que entre otras trabajó en la recuperación del Colón de Mainero y Trucco, dijo que los monumentos son "momentos históricos" que merecen ser "respetados".
"No se logra nada desmembrando la escultura; inconográficamente eso tiene un sentido, históricamente tiene un momento. Hay que aprovechar ese momento histórico para enseñar qué estaba pasando y que no debe pasar, y repensar ese monumento nos obliga construir otro tipo de monumentos que permitan refrendar lo que pasa hoy día", opinó el restaurador.