El mayor juicio criminal de la historia de Estados Unidos se reanudará esta semana en la base estadounidense de Guantánamo, después de varias postergaciones.
Se trata del proceso contra cinco detenidos acusados ;;por los ataques del 11 de septiembre de 2001, incluido el exlíder de propaganda de Al-Qaeda, Khalid Sheikh Mohammed, también conocido como "Ksm", quien confesó ser el autor intelectual de la operación.
Todos corren el riesgo de recibir la pena de muerte, pero en 2019 el principal acusado prometió ayudar a las familias de las víctimas en su demanda contra Arabia Saudita y la presunta complicidad de Riad en el asunto si el gobierno de Estados Unidos renuncia a pedir la ejecución.
Será probablemente también el juicio americano más controvertido por las polémicas y los retrasos que lo han marcado, además de los interrogantes aún abiertos sobre si las autoridades estadounidenses pudieron haber detenido a "Ksm" antes de los atentados.
Los grupos por los derechos humanos, desde Amnistía Internacional hasta Human Rights Watch, y abogados militares estadounidenses denunciaron que la comisión militar creada con el pretexto de la extraterritorialidad de la base no puede garantizar un juicio justo.
Y argumentan que los procedimientos deben llevarse a cabo en una corte federal, con los acusados tratados como presuntos delincuentes, o en una corte marcial sobre la base de la Convención de Ginebra, que prohíbe los juicios civiles para los prisioneros de guerra.
Sobre el juicio pesa también la ilegalidad de la tortura sufrida por los reclusos en las cárceles secretas de la CIA, que corre el riesgo de socavar la confiabilidad de las confesiones y su admisibilidad como prueba, como temía la propia Corte Suprema en 2008.
También puede comprometer su uso para las apelaciones, que podrían arrastrar el proceso judicial durante 20 años, según advierte la defensa.
Sin mencionar los retrasos infructuosos acumulados hasta ahora, con un proceso que aún no despegó a 18 años de la captura de "Ksm" en Pakistán y 13 años después de su acusación.
Recién el 30 de agosto de 2019 un juez militar fijó el inicio del juicio, para el 11 de enero de 2021, pero en las vísperas se pospuso a una fecha que determinar debido a la pandemia y a la dimisión de dos jueces que habían sido recusados.
Pero ya cambiaron "ocho o nueve", recordó la defensa, explicando que los nuevos magistrados deben familiarizarse con unas 35.000 páginas de transcripciones de audiencias anteriores y miles de mociones.
David Nevin, uno de los abogados de los acusados, denuncia que las audiencias de los próximos días fueron programadas para mostrar a los medios que algo está sucediendo en el vigésimo aniversario del 11 de septiembre.
Crecen en tanto las dudas sobre si la inteligencia estadounidense podría haber arrestado a Khalid Sheikh Mohammed años antes de los ataques.
Esto es lo que se pregunta con gran pesar sobre la BBC Frank Pellegrino, el exagente especial del FBI que persiguió a "Ksm" durante casi 30 años: desde que cruzó su nombre investigando las bombas de 1993 en el World Trade Center y el plan para detonar varios aviones sobre el Pacífico en 1995.
A mediados de los 90 estuvo a un paso de arrestarlo en Qatar pero, recordó, hubo resistencia de los diplomáticos estadounidenses sobre el lugar por temor a comprometer las relaciones con Doha.
Finalmente, el embajador estadounidense le informó que las autoridades locales ya no sabían dónde estaba Mohammed.
"Una oportunidad perdida", admitió, pero precisando que en aquellos años "Ksm" no era visto como un objetivo de alta prioridad, tanto que no logró ni siquiera incluirlo en la lista de las diez personas más buscadas en Estados Unidos.
"No está arrepentido", agregó Pellegrino, advirtiendo que "el terrorista más infame del mundo" tiene "sentido del humor" y ama el show.