La frontera es la salvación, para muchos pero no para todos, pues de los más de dos millones y medio de refugiados ucranianos que han cruzado la naciones vecinas huyendo de los ataques rusos, la mitad son niños que con sus madres, tías y abuelas, aunque hay miles solos y ahora expuestos a la trata de personas En esas oleadas humanas están los que llegaron solos al caos de los refugios improvisados, enviados por padres desesperados incapaces de avanzar hacia citas afortunadas y a veces improbables con familiares o amigos en países vecinos.
Para esos niños, no se sabe cuántos, se les podría abrir otro infierno: el de la trata de personas.
ONG y organizaciones humanitarias involucradas en la acogida de refugiados denuncian la desaparición de menores, casos de tráfico ilegal, extorsión y explotación, incluso en perjuicio de muchas mujeres.
"Los encuentras deambulando por la estación solos, desorientados y, en el peor de los casos, desapareciendo.
Desafortunadamente, este no es un caso hipotético, ya sucedió", dijo Karolina Wierzbinska, coordinadora de la ONG polaca de derechos humanos Homo Faber que trabaja en los cuatro cruces fronterizos con Polonia y ha establecido una línea de ayuda las 24 horas.
"También estamos recibiendo informes de casos de trata de personas, mujeres a las que se les ofrece trabajo en Polonia pero luego descubren que el lugar de trabajo es ilegal, el empleador las maltrata o se niega a pagar el salario. Hay casos de extorsión de documentos personales o de dinero", detalló la coordinadora.
La trampa acecha entre la multitud, en su mayoría hombres, que esperan a los exhaustos refugiados y ofrecen viajes a destinos de toda Europa. Ante la avalancha de personas que salen de Ucrania, el sistema de Naciones Unidas que suele registrar a los refugiados en la frontera e identificar a las personas vulnerables como niños no acompañados se ve superado, denuncia Joe English, portavoz de Unicef.
Para frenar una emergencia dentro de otra emergencia, la Unidad Nacional Eslovaca para Combatir la Trata de Seres Humanos está trabajando en la frontera para proteger a mujeres y niños.
"Había un hombre, solo quería una mujer y sus cuatro hijos. Le dije que se fuera", dijo a The Guardian Sergej Savin, director de un campo de refugiados en la frontera con Eslovaquia.
Los niños "corren enormes riesgos porque a lo largo de este trayecto están expuestos a peligros, violencia, tráfico de órganos, pueden ser esclavizados o llevados quién sabe dónde", denuncia desde hace días Andrea Iacomini, portavoz de Unicef ;;Italia.
Todo eso "lo estamos registrando a lo largo de todo el perímetro de los países fronterizos con Ucrania", a donde llegan ucranianos con miras a reunirse con sus familias, indicó.
"Los menores no acompañados corren un riesgo muy alto.
Podrían convertirse en víctimas de delincuentes que quieren explotar a los niños para la trata u otros fines delictivos", advirtió la comisaria europea de Asuntos Interiores, Ylva Johansson.
Por su parte, Polonia ha elevado la pena mínima por trata de seres humanos de 3 a 10 años y la pena máxima de prisión por trata sexual de niños de 10 a 25 años.
"Piensen sobre todo en los niños... ¡En nombre de Dios, deténganse", invocó hoy el Papa Francisco, quizás en vano.