BUENOS AIRES - La revista británica The Economist logró fama mundial por su "índice Big Mac", que permite comparar el poder adquisitivo de distintos países a partir del valor de la hamburguesa de McDonald's, ahora en la Argentina hiperinflacionaria, es la pizza, herencia de la migración italiana, la que cumple ese fin y abruma con un incremento de 2.700% en cinco años.
Cada vez se pueden comprar menos alimentos con la atroz caída del poder adquisitivo de los salarios en un país donde el nivel de inflación en agosto se disparó al 12,4% y acumula un alza del 124,4% interanual, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

El valor actual del salario mínimo, vital y móvil (SMVM) permitiría comprar 22 pizzas de muzzarella en Los Inmortales, una de los locales más famosos del rubro, cuya sede central se encuentra en la avenida Corrientes, en medio de los teatros más renombrados, según el índice "grande de muzza", que remite a la pizza más sencilla y barata.
Cerca del icónico Obelisco, las icónicas pizzas de Sbarro -al estilo estadounidense con pepperoni- con el SMSV equivalente a 118 mil pesos (unos 338 dólares en la cotización oficial) se podrían adquirir 15 unidades.
Algo lejos del centro de la capital argentina, en Villa Ortúzar, en La Mezzetta -ganó el premio a la mejor pizza de la ciudad en 2018- un salario mínimo alcanzaría para 33 unidades de muzzarella.
Lo tremendo es que en 2018 una pizza grande de muzzarella en la ciudad de Buenos Aires costaba 240 pesos (unos 12 dólares en la cotización oficial de ese momento).
Un informe del mercado gastronómico de la Ciudad de Buenos Aires reveló en 2020 que el precio de una pizza grande de muzzarella superaba los mil pesos en promedio, y que su costo había aumentado un 143% en dos años.
Pero, hoy tiene un valor promedio de 6.500 pesos (unos 18,5 de la moneda estadounidense), lo que implica que desde 2018 aumentó 27 veces su valor o sea un 2.700%.
Claramente, ya no se trata de un alimento accesible a las clases más empobrecida de Argentina (más del 45% de la población está por debajo del índice de la pobreza, según mediciones privadas) como cuando llegó a estas tierras y lo fue durante más de un siglo.
Aunque no hay evidencia que lo confirme, los libros de gastronomía de Argentina toman la versión de que un napolitano llamado Nicola Vaccarezza hizo la primera pizza de Buenos Aires en un horno del barro en el barrio sureño de La Boca en 1882.
En 1896, el periodista Marcos Arredondo contó que la fainá (masa de harina de garbanzo) de venta callejera en La Boca ya era "un clásico", y los testimonios dan cuenta que la presencia de esa masa y la fugazza (o fugassa o figasa, con cebolla) se suceden de ahí en adelante sin parar.
Hoy en una economía en brutal colapso, la pizza, además de un costoso deleite para los argentinos, se ha transformado en una unidad de medida que atormenta.
El "índice grande de muzza", creado por el ex legislador de la Ciudad de Buenos Aires, Daniel Amoroso (PRO, centro derecha), es una muestra más de lo que vive la Argentina en un año electoral con presidenciales el 22 de octubre.