Después de meses de silencio, el cooperante italiano Alberto Trentini, detenido en una cárcel de las afueras de Caracas acusado de terrorismo, pudo hablar por primera vez con sus familiares que no se rinden desde noviembre pasado y luchan por su liberación.
Durante la llamada telefónica, que tuvo lugar anoche, el veneciano de 46 años dijo que estaba bien y en buenas condiciones.
Además, que toma las pastillas que le prescribe el médico.
El gobierno italiano expresó "alivio" por la primera llamada telefónica de Trentini a su familia "después de 181 días de detención en cárceles venezolanas".
El viceministro de Asuntos Exteriores, Edmondo Cirielli, habló de un "paso adelante, fruto de un largo esfuerzo de mediación diplomática". Cirielli agradeció luego "nuevamente el interés de Nicolás Maduro" y expresó su deseo de que "podamos lograr una pronta liberación de nuestro compatriota".
En los últimos meses, la Farnesina -la cancillería italiana- ha trabajado activamente en la obtención de información sobre el joven compatriota detenido en el penal El Rodeo I, ubicado en el estado Miranda, aproximadamente a 30 kilómetros de la capital venezolana.
A mediados de enero, dos meses después de su detención, el canciller Antonio Tajani citó al encargado de negocios venezolano para protestar enérgicamente por la falta de información sobre su detención, así como para impugnar la expulsión de tres diplomáticos italianos de Caracas.
En marzo, el propio jefe de la Farnesina admitió que la "negociación es muy complicada", pero se "sigue día a día". En abril, la primera ministra Giorgia Meloni llamó a Armanda Colusso, la madre de Alberto Trentini, asegurándole que el gobierno está trabajando para traerlo de regreso a casa. Un compromiso que la propia Colusso acogió positivamente.
El cooperante, que trabaja para la ONG Humanity & Inclusion, que brinda asistencia humanitaria a personas con discapacidad, llegó a Venezuela el 17 de octubre para una misión humanitaria.
El último contacto que tuvo con su familia se remonta al mismo día de su detención: el 15 de noviembre del año pasado.
Luego el largo silencio, rehén de un régimen que viola continuamente los derechos humanos.
La ansiedad y la preocupación han sido expresadas en los últimos meses por los más cercanos a él, empezando por sus familiares, así como varias asociaciones, que han lanzado en voz alta llamamientos y peticiones a las instituciones para su liberación, rechazando también los cargos que pesan sobre él, manteniendo así alta la atención sobre el asunto, considerando también sus precarias condiciones de salud: Trentini sufre de hipertensión arterial y debe tomar medicamentos.