Vestigios de una plataforma maya, la construcción más antigua hasta ahora encontrada de la prodigiosa civilización prehispánica, fueron descubiertos por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el estado sureño de Tabasco. La edificación, ubicada en la zona conocida como Aguada Fénix, revela la existencia de una organización comunitaria, donde imperaba una mayor igualdad, previa a su rígido sistema posterior de jerarquización social, de acuerdo con los especialistas que participan en las excavaciones.

Los expertos, cuyos hallazgos fueron publicados en un artículo de la revista especializada Nature, afirman que a diferencia de otras ruinas en la región sureste de México y parte de Centroamérica, donde floreció la cultura maya, no se ha observado ninguna pirámide sino una estructura plana y alargada. Tampoco ha habido evidencias de esculturas de individuos de alto estatus o elementos de distinción social que pongan en relieve la existencia de castas, o jerarquías empoderadas, lo que sugiere que "la cultura maya en esta etapa temprana era más comunitaria. Fue posteriormente cuando los mayas, que inventaron el cero y eran capaces de realizar complicadas operaciones matemáticas y de predecir los eclipses y otros fenómenos arqueológicos, se organizaron mediante esquemas regidos por rígidas jerarquías encabezadas por la nobleza y los líderes religiosos.

La plataforma fue construida entre el año 1.000 y 800 antes de Cristo y supera el sitio maya de Ceibal, en Guatemala, que hasta ahora era reconocido como la zona más antigua, fechada en el 950 antes de Cristo y en el cual se levanta un centro ceremonial. En Aguada Fénix la plataforma es la de mayor dimensión hasta ahora encontrada en la historia de la civilización, superando por mucho las pirámides y los majestuosos palacios erigidos en periodos posteriores. "Se está planteando la idea de que la desigualdad social era menor, no tan acentuada como en otras sociedades contemporáneas de Mesoamérica", afirmó Verónica Vázquez, experta en arqueología del área maya y en las ocupaciones más tempranas de la región. La especialista describió la construcción de 3.000 años, de 1.400 metros de longitud y entre 10 y 15 metros de altura, como un centro "de carácter popular" que no está destinado como muchas otras edificaciones de sociedades prehispánicas a rendir culto a un rey o gobernante.

"No es una pirámide, sino una gran plataforma rectangular que consideramos relacionada con rituales y ceremonias", afirmó. "Por el tamaño de la construcción y su forma pudo haber permitido la agrupación de mucha gente, a diferencia de las pirámides, cuya forma cónica permite el acceso de un número reducido de personas", explicó. El equipo internacional de arqueólogos está integrado, además de Vázquez, por Takeshi Inomata, Daniela Triada, Juan Carlos Fernández, Takakuki Omoro y María Belen Méndez, entre otros. El hallazgo contradice las ideas convencionales de los procesos de organización social de algunas culturas antiguas en las cuales "las aldeas sedentarias poco a poco complejizan sus estructuras y sistemas de construcción y después hacen algo grande", expone Vázquez, doctora en estudios Mesoaméricanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

"Aquí tenemos un proceso inverso: no se necesita sedentarismo para realizar una construcción tan masiva como la que tenemos en Aguada Fénix, sino que a través de este proceso se desarrolla el sedentarismo de la región, en un sistema que además no parece tener una jerarquía sociopolítica marcada", afirmó. La plataforma, que se ubica cerca de la frontera con Guatemala, en una planicie dedicada a la agricultura y la ganadería, fue avistada por primera vez en 2017, mediante el empleo de alta tecnología de mapeo remoto que usa sensores láser emitidos desde un vehículo aéreo. Los rayos láser atraviesan los árboles y su choque sobre el suelo revela las formas tridimensionales de la superficie, para rastrear sitios arqueológicos.