Copernicus, el programa de observación de la Tierra de la Unión Europea, registró el junio más cálido de siempre en Norteamérica y el segundo jamás registrado en Europa, el cuarto del mundo.
El programa monitorea las temperaturas a nivel global mediante un análisis computarizado que utiliza miles de millones de mediciones recogidas, entre otros medios, vía satélite.
Pero según los expertos el dato alarmante no son tanto las cifras récord como el esquema que no emerge y que deja prever subas repentinas hasta niveles extremos.
Según el profesor Peter Stott, del Met Office británico, lo que los meteorólogos consideran preocupante es el margen con que las temperaturas récord van siendo superadas cada vez, ola de calor tras ola de calor.
En Canadá y el noroeste de Estados Unidos, por ejemplo, en varias ciudades las precedentes temperaturas récord fueron superadas en cinco grados centígrados.
Incluso superior al margen registrado durante una ola de calor el año pasado en Siberia, y un estudio del instituto meteorológico británico aseguró que alcanzar tales temperaturas es imposible sino a través de un fenómeno de cambio climático causado por el hombre.