El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, retornó hoy a su país tras participar en la cumbre del G20 celebrada en Italia, donde no mantuvo encuentros oficiales con otros mandatarios, hecho recibido con preocupación por miembros del gobierno y cuestionado por analistas.
Fuentes del Palacio del Planalto consideraron que "la falta de reuniones bilaterales de peso fue un hecho ruinoso, hecho que fue advertido por otros líderes", publicó hoy el diario O Globo.
Uno de los miembros del gobierno consultados por el diario dijo, bajo anonimato, que fue "muy negativo" que Bolsonaro no haya podido discutir temas de la agenda internacional con ninguno de los líderes de las 20 economías más importantes del mundo.
La comparación con el G20 de 2019, en Japón, cuando el mandatario tuvo nueve reuniones bilaterales, es ilustrativo del retroceso de diplomacia presidencial de Bolsonaro.
Las posiciones del mandatario sobre medio ambiente, la pandemia del coronavirus y respecto de los derechos de las minorías, pueden haber contribuido a ese desprestigio.
El mandatario optó por no ir a la cumbre sobre el cambio climático de Glasgow, Escocia, por temer que lo "apedreen", comentó el vicepresidente, Hamilton Mourao.
Al contrario de la opinión de algunos miembros del gobierno, el canciller Carlos Franca dijo estar conforme con la gira.
"Hago un balance muy positivo de la visita que el presidente hizo a Italia, no solo por su participación en las 3 sesiones del G20 sino también por los encuentros bilaterales que él mantuvo", declaró el ministro de Exteriores.
Bolsonaro tuvo conversaciones informales, fuera de agenda, con la canciller alemana, Angela Merkel, y el representante para el clima de Estados Unidos, John Kerry.
El propio mandatario reconoció que no pudo tener un encuentro con su homólogo estadounidense, Joe Biden, con quien quiere estrechar relaciones.
Por su parte Biden mantuvo un encuentro de más de una hora con el papa Francisco en el Vaticano.
Desde enero de este año, cuando asumió la presidencia, Biden no ha mantenido ni una conversación telefónica con Bolsonaro.
El gobernante brasileño de extrema derecha arribó este miércoles a su país tras cinco días en Italia, informó el canal estatal de noticias.
El lunes hizo un comentario sobre su conversación con John Kerry, al cual nombró equivocadamente como Jim Carrey, el comediante canadiense.
La gaffe repercutió en la prensa nacional e internacional.
El columnista Ricardo Noblat, del portal Metrópolis, escribió este miércoles que Bolsonaro es el "nuevo bufón internacional" debido a sus equívocos en Roma.
"Le pisó el pie a la canciller alemana, Angela Merkel, y luego dijo a la prensa que habló cosas reservadas con Jim Carrey. Jim Carrey es un humorista, Bolsonaro en realidad habló con John Kerry", escribió Noblat.
"El paso desastroso del presidente por Roma indica que empeoró su imagen en el exterior", publicó hoy el diario Valor Económico al hacer un repaso de lo ocurrido en el G20.
"Algunos se preguntan si no hubiera sido mejor que Bolsonaro siguiera el ejemplo de Putin, y se hubiera quedado" en Brasilia, opinó el diario especializado en temas económicos.
La comparación con Putin es porque el líder ruso no participó en la reunión de Roma.