El sexto plenario del Partido Comunista Chino (PCCh) cerró hoy sus trabajos con la aprobación de una "resolución histórica" que agiganta la figura del presidente Xi Jinping, ahora ubicado entre los grandes ideólogos del régimen.
Los miembros del Comité Central, el "parlamento" del PCCh, dieron su aprobación a una declaración sobre los "grandes logros" del movimiento.
El plenario, según una larga declaración difundida por la agencia Xinhua a los medios oficiales, subrayó que "todo el partido debe siempre mantener vínculos en carne y hueso con el pueblo".
"Seguiremos realizando, salvaguardando y desarrollando los intereses fundamentales de la gran mayoría del pueblo, y uniendo y guiando al pueblo chino de todas las etnias y grupos en la lucha por una vida mejor", agregó.
Todo el Partido "debe tener presente que nacemos en las dificultades y morimos en la comodidad, tener presente la visión a largo plazo, estar atentos en tiempos de paz y seguir llevando adelante el gran nuevo proyecto de construcción del Partido en la nueva era".
El plenario subrayó la necesidad de apoyar "un gobierno riguroso del Partido y promover con firmeza la conducta del Partido, un gobierno limpio y la lucha contra la corrupción. Haremos de modo que la causa del socialismo con características chinas sea irremovible e indómita".
Pero muy especialmente dedicó un capítulo al pensamiento del presidente Xi y aprobó su "informe de trabajo".
El pensamiento de Xi "sobre el socialismo con características chinas para una nueva era es el marxismo chino contemporáneo, el marxismo del siglo XX y la quintaesencia de la cultura y el espíritu chinos", afirma el comunicado.
El Partido "estableció al compañero Xi Jinping como 'núcleo' del Comité Central y de todo el partido", y su posición guía "en la nueva era del socialismo con características chinas" es decisiva "para el gran rejuvenecimiento de la nación china".
De este modo el Partido trazó "la epopeya más magnífica de la historia de la nación china en milenios".
Una ocasión para que Xi se presente como el heredero ineludible del régimen, ya que tras su llegada al poder en 2012 "el socialismo a la china entró en una nueva era".
El texto difundido hoy llama "al Partido, al ejército y a todo el pueblo a unirse más estrechamente en torno del Comité Central, del que Xi Jinping conforma el corazón".
Xi suele ser considerado el dirigente más poderoso del régimen chino después de Mao (1949-1976). A lo largo de su siglo de existencia, el PCCh solo adoptó dos resoluciones sobre su historia y cada vez fue antes de iniciar una nueva página política.
La primera fue en 1945, cuando se reforzó la autoridad de Mao antes de la llegada al poder de los comunistas. Y la segunda en 1981, cuando Deng Xiaoping pudo dar vuelta la página del maoísmo iniciando reformas económicas.
Con la aprobación de este tercer texto, Xi -que concentró cada vez más poder desde su llegada a las primeras filas del Partido- se pone en la huella de sus dos predecesores y podría comenzar a escribir una página con su propio nombre.
De hecho, en 2018 hizo modificar la Constitución para poder seguir en el poder más allá de los dos mandatos, y su "pensamiento", como el de Mao, fue inscrito en la Constitución.
Ya casi no quedan dudas de que el año próximo tendrá un tercer mandato al frente de China, a pesar de haber alcanzado una edad que habitualmente es límite.
En todo caso, su ascenso fue acompañado también por la dureza contra los musulmanes en Xinjiang, la imposición de la ley de seguridad nacional en Hong Kong y la constante retórica contra la independencia de Taiwán, a la que considera una provincia rebelde a reunificar incluso por la fuerza.
Adhiriendo a "un país, dos sistemas", y llevando adelante la reunificación de la madre patria, el Comité Central del Partido Comunista Chino adoptó también "una serie de medidas para afrontar tanto los síntomas como las causas profundas, implantando firmemente "a los patriotas que gobiernan Hong Kong y Macao" e impulsando "la situación en Hong Kong para obtener una transición importante del caos a la gobernanza".
El Comité central, se lee en el comunicado difundido al final del sexto plenario, se opone "con absoluta determinación a las acciones separatistas de la independencia de Taiwán" y a las "interferencias externas".