Sandy Hook, Parkland, Uvalde son solamente algunas de las tragedias que, en los últimos diez años, asolaron las escuelas estadounidenses y que causaron cerca de 100 víctimas, en su mayoría, niños. Un drama que provocó la plaga de la violencia de las armas en Estados Unidos que, a su vez, desató un fenómeno impensable algunos años atrás: el aumento del número de docentes y personal escolar que decidió empuñar las armas para defenderse de la furia de un asesino.

Son al menos 29 los Estados norteamericanos que permiten a personas que no sean agentes de policía o funcionarios de la seguridad, portar armar en el interior del perímetro de una escuela. Y, según los últimos datos disponibles que se remontan a 2018, el 2,6% de las escuelas públicas tiene docentes o empleados que todos los días van a trabajar llevando consigo una pistola con la certeza de que podrían verse obligados a usarla.

El número, según el New York Times (NYT), seguramente aumentó después de la masacre en la Robb Elementary School, de la ciudad texana de Uvalde, el pasado 24 de mayo, cuando Salvador Ramos, de 18 años, masacró en un aula a 17 niños y dos docentes. En Florida son más de 1.300, entre docentes y staff, los que desarrollan la función "guardias escolares", tras haber participado en un programa puesto en marcha luego de la tragedia en el liceo de Parkland, en 2018, en la que Nicolás Cruz, de 19 años, masacró a 17 personas con un fusil semiautomático.

En Texas, al menos 402 escuelas, cerca de un tercio del total, prevén la posibilidad para los docentes o empleados realizar un entrenamiento para el uso de armas. En Ohio, el caso más clamoroso, basta un adiestramiento de solo 24 horas y un examen de ocho horas, una vez al año, para renovar el permiso de usar armas en la escuela. La decisión de facilitar a los docentes portar armas fue tomada por las autoridades del estado después del tiroteo de Uvalde. "Nos sentíamos inútiles", comentó Mandi, docente en un preescolar de Ohio, que siempre lleva consigo su 9 mm, aun cuando canta o dibuja con sus alumnos de 2-3 años.

A la estrategia de la autodefensa se opone fuertemente el Partido Demócrata, la policía, los sindicatos de maestros y, en general, todos los grupos anti-armas, al sostener que, más que limitar, aumenta los riesgos para los docentes y alumnos. Empero, es apoyada por el lobby de las armas y los republicanos, para quienes "el único modo de frenar un villano con un arma es una buena persona con un arma". El clásico argumento con el que los exponentes del Grand Old Party en el Congreso desbaratan cada intento de retirar las armas de las calles, de los supermercados, del cine, de las escuelas.