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NUEVA YORK - Con una inflación que se mantiene en niveles récord, comparable a la que tenían hace unos 40 años, las ventas minoristas en Estados Unidos se mantuvieron estables en julio.

El ritmo de las ventas en los minoristas estadounidenses se mantuvo estable el mes pasado, ya que la inflación persistentemente alta y el aumento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal, obligaron a muchos hogares a gastar con más cautela.

Las compras al por menor se mantuvieron estables después de haber aumentado un 0,8% en junio, informó hoy el Departamento de Comercio. Los economistas habían anticipado un ligero aumento en las ventas minoristas de julio, que finalmente no ocurrió.

Aun así, el informe del miércoles incluyó algunas señales positivas: excluyendo los automóviles y sus piezas, las ventas al por menor aumentaron un 0,4%. Y las compras de suministros de construcción y equipos de jardinería se mantuvieron, al igual que las ventas en tiendas de electrónica y electrodomésticos.

Es probable, aseguran los analistas, que los precios mas bajos de la gasolina permitieran a algunos compradores aumentar sus compras de otros artículos. La venta de gasolina cayó un 1,8%, tras una suba sostenida en los primeros meses del año.

"A medida que bajaban los precios del gas, los consumidores tenían más dinero en sus bolsillos para otros artículos como muebles y productos electrónicos", señaló Jeffrey Roach, economista jefe de LPL Financial.

En comparación con hace 12 meses, las ventas minoristas totales aumentaron un 10,3% en julio. Los consumidores de Estados Unidos, cuyo gasto representa casi el 70% de la actividad económica, se han mantenido en su mayoría resistentes, incluso con una inflación interanual cerca de un máximo de cuatro décadas.

El gasto general se ha debilitado, y se ha desplazado cada vez más hacia necesidades como comestibles y lejos de artículos discrecionales como artículos para el hogar, vestimenta casual y electrónica.

El informe mensual del gobierno sobre las ventas minoristas cubre alrededor de un tercio de todas las compras de los consumidores y no incluye el gasto en la mayoría de los servicios, desde tarifas de avión y alquiler de apartamentos hasta entradas de cine y visitas al médico.

En los últimos meses, los estadounidenses han estado desplazando sus compras de bienes físicos hacia servicios, como viajes, estadías en hoteles y tarifas de avión. La inflación sigue planteando graves dificultades para las familias.

A pesar de un mercado laboral todavía robusto, la economía estadounidense se redujo en el primer semestre de 2022, lo que aumentó los temores de una posible recesión. El crecimiento se ha ido debilitando en gran medida como consecuencia de las agresivas subidas de las tasas de interés de la Reserva Federal, que tienen como objetivo enfriar la economía y domar la alta inflación.

El impacto de los aumentos de la Reserva Federal se ha sentido especialmente en el mercado de la vivienda. Las ventas de casas se han ralentizado durante cinco meses consecutivos, ya que las tasas hipotecarias más altas y los altos precios de venta han mantenido a muchos posibles compradores al margen del sector.

Pero el pilar más importante de la economía, el mercado laboral, ha demostrado ser duradero. Los empleadores de Estados Unidos añadieron un fuerte número de 528.000 puestos de trabajo en julio, y la tasa de desempleo alcanzó el 3,5%, igualando un mínimo de casi medio siglo alcanzado justo antes de que estallara la pandemia en la primavera de 2020.