El papa Francisco sigue la renovación de la Iglesia en Chile, tras la grave crisis por los abusos sexuales contra menores y la cobertura de parte del episcopado. El pontífice nombró hoy a dos nuevos obispos para las diócesis chilenas, uno en Valparaíso y el otro en Rancagua.

El papa designó obispo de Valparaíso a monseñor Jorge Patricio Vega Velasco, miembro de la Sociedad del Verbo Divino y hasta ahora obispo prelado de Illapel. Obispo de Rancagua fue nombrado en cambio monseñor Guillermo Patricio Vera Soto, transferido desde la diócesis de Iquique.

En Valparaíso, monseñor Vega Velasco toma el lugar que hasta el 11 de junio de 2018 -cuando el papa aceptó su renuncia por haber alcanzado el límite de edad- había sido de monseñor Gonzalo Duarte Garcia de Cortazar, acusado en particular de haber cubierto casos de abusos sexuales y de poder dentro de la Iglesia.

Las acusaciones en su contra concernían a exseminaristas a los que no habría apoyado tras recibir informaciones sobre abusos cometidos por otros sacerdotes. Desde el 11 de junio de 2018, y hasta el nombramiento del nuevo obispo, la diócesis fue dirigida, como administrador apostólico, por monseñor Pedro Mario Ossandon Buljevic.

En Rancagua, monseñor Vera Soto ocupará la cátedra que fue de monseñor Alejandro Goic Karmelic, expresidente de la Conferencia Episcopal de Chile de 2004 a noviembre de 2010, y vicepresidente desde noviembre de 2010 al 10 de noviembre de 2016. En mayo de 2018, como todos los obispos del país, fue al Vaticano para discutir con el papa Francisco sobre el escándalo de los abusos sexuales que afectaron a la Iglesia católica en Chile. Durante la reunión todos los obispos chilenos presentaron la renuncia por escrito.

El 21 de mayo, a pocos días de su visita a Roma, Goic suspendió del ministerio a 15 de los 68 curas de su diócesis -el 22% del clero diocesano- sospechosos de estar involucrados en una red de abusos sobre menores e intercambio de material pornográfico. El 28 de junio de 2018, el papa Francisco aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la diócesis por haber alcanzado el límite de edad.

Desde entonces, la diócesis fue dirigida por dos administradores apostólicos, primero monseñor Luis Fernando Ramos Pérez y sucesivamente monseñor Juan Ignacio González Errázuriz.