Enrico Caruso, el tenor más célebre de la historia del belcanto italiano, tal vez igualado en fama y versatilidad solo mucho más tarde por Luciano Pavarotti, falleció hace un siglo -el 2 de agosto de 1921- en su Nápoles natal, donde vio la luz el 25 de febrero de 1873.

Sus comienzos, sin embargo, no fueron fáciles. La noche del 30 de diciembre de 1901 fue silbado en el Teatro San Carlo de Nápoles, mientras interpretaba "L'Elisir d'amore e molte". Las explicaciones fueron muchas, pero hoy parece evidente que no se había comprendido su modernidad, la de su voz sensual, poco estilizada, impostada en modo distinto respecto a los modelos decimonónicos, tanto que juró que nunca más se presentaría en su ciudad. Y así lo hizo.

Bastaría eso para comprender la pasión y la revolución que Caruso llevó al mundo de la lírica, incluso en su breve carrera, ya que murió cuando solo tenía 48 años. Una carrera que luego sería apreciada y, por primera vez, pagada con cachets tales que siguen siendo prácticamente únicos. Por otra parte fue el primer cantante de ópera, por una suma que primero la casa discográfica consideró inaceptable, en grabar en 1902 en Milán un disco, algo que sus colegas rechazaban con suficiencia.

Más aún, grabó diez todos juntos, en una jornada, y no por casualidad se convirtió en el primer artista de la historia en vender más de un millón de discos (con el aria grabada en Estados Unidos dos años después, "Vesti la giubba" de "I Pagliacci"), dejando grabadas en 78 revoluciones más de 250 arias.

En síntesis, en los albores del siglo XX tenía una apertura instintiva a la modernidad, una verdad en la voz y en la interpretación, y una curiosidad y un gusto simple por lo nuevo que son tal vez lo que derivaba de su historia, muchacho del pueblo nacido fuera de los esquemas de educación y cultura musical de su tiempo.

La madre era una mujer de la limpieza, y él a los diez años fue a trabajar con su padre, obrero en una fundación, para la cual luego elaboró proyectos de fuentes, aprovechando una propensión natural al dibujo cultivada en una escuela nocturna (luego durante años dibujó caricaturas para el diario de los italianos de Estados Unidos). Sus dotes vocales las descubrió en la iglesia. Tal vez en una iglesia, o tal vez en uno de los cafés donde interpretaba canciones napolitanas, fue descubierto por el barítono Eduardo Misano, que lo llevó al maestro Guglielmo Vergine, quien le dio clases a cambio de ser pagado con sus futuras ganancias.

Debutó en la ópera en 1895, sin gran éxito, y comenzó a girar en los teatros de provincia.
En Livorno conoció en 1897 a la soprano Ada Botti Giachetti, con quien tuvo una relación que duró 11 años, hasta que ella lo abandonó. Juntos tuvieron dos hijos. De todos modos 1897 fue el año del cambio: en el término de dos teporadas debutó en Palermo, Roma y Milán, cantó en Rusia y Londres, y llegó a la Scala con Toscanini, con quien no se entendió de inmediato. Pero tras una "Tosca", estalló el éxito con la "Boheme".

Un éxito que lo hizo llegar a Estados Unidos en 1903, recibido por los títulos de los diarios sobre el monto del contrato firmado con el Metropolitan. En los 25 años que duró su carrera tuvo una asombrosa evolución (hay quien hizo notar que las cinco grabaciones en años distintos de "Celeste Aida" parecen cantadas por cinco tenores distintos), que lo convirtió en líder de los tenores del siglo XX.

En el Met, tras su debut con "Rigoletto", se quedó casi 20 años con un vastísimo repertorio y cantando 607 veces (otras fuentes hablan incluso de 863), convirtiéndose tal vez en el cantante más pagado de todos los tiempos, y sin duda de popularidad munndial.
"La vida me da muchos sufrimientos. Los que nunca experimentaron nada no pueden cantar", amaba decir, sin olvidar nunca sus orígenes, siempre dispuesto a cantar para sus compatriotas inmigrantes, que no podían permitirse un gran teatro en Nueva York. También cantó canciones, sobre todo las napolitanas, y dejó 22 grabadas ,incluyendo "Core 'ngrato", escrita por Cordiferro y Cardillo inspirándose en sus vaivenes sentimentales tras el abandono de parte de Giachetti. Una vez, en una entrevista, dijo: "La vida es como una medalla, lo que realmente representa no está a la vista, sino del otro lado, sobre el pecho... donde solo el corazón lee".

En 1918 se casó con Dorothy Benjamin, con quien tuvo una hija. Dos años después se sintió mal varias veces, hasta que a fines de 1920 le diagnosticaron una grave infección pulmonar y fue operado, pero nunca se recuperó. Murió en Nápoles siete meses después, muchos de ellos pasados en un hotel de Sorrento donde Lucio Dalla estuvo en 1986 y escribió la ceébre canción "Caruso".

El 25 de julio, con un concierto en el Maschio Angioino, comenzaron las celebraciones por el centenario, organizadas por un comité especial presidido por Franco Iacono.
Las celebraciones se desarrollarán a lo largo de tres años, con el objetivo de restituir al mundo la imagen del gran tenor, contando sus orígenes, la historia de su éxito y su extraordinaria modernidad.