La candidata del partido de oposición de izquierda Libertad y Refundación (LIBRE), Xiomara Castro, se encaminaba a convertirse en la nueva presidente de Honduras y en la primera mujer en ejercer ese cargo tras las elecciones generales desarrolladas este domingo en el país centroamericano, que contó con una participación histórica.
El primer informe del Consejo Nacional Electoral (CNE) informó que la esposa del exmandatario Manuel Zalaya se posicionaba en primer lugar en los resultados preliminares.
El CNE tiene hasta 30 días para dar a conocer los resultados finales y compartir la declaratoria oficial.
De acuerdo con la ley electoral hondureña, se convertirá en presidente el candidato que obtenga la mayoría simple de votos, sin posibilidad de balotaje o segunda vuelta. El periodo presidencial en Honduras de cuatro años comenzará oficialmente el 27 de enero del 2022.
Los primeros datos suministrados esta noche por el CNE daban a Castro el 53,44% de los votos, tras escrutarse el 16,01% de los escaños.
En segundo lugar se ubica el candidato conservador progubernamental del Partido Nacional, Nasry Asfura, con el 34% de los votos, mientras que tercera se encuentra Yani Rosenthal del Partido Liberal con el 9,23%.
Pese a conocerse estos resultados, el Partido Nacional del candidato Asfura aseguró a través de su cuenta oficial de Twitter que conquistaba las elecciones.
"¡Estamos ganando! Nuestros activistas nos informaron que tenemos el padrón de 1.225.000 nacionalistas registrados que han votado #PapiALaOrden (hashtag di Asfura). ¡Protejamos y defendamos nuestros votos! ".
Media hora más tarde, en la misma cuenta, el PN publicó una foto de Asfura con un recuadro: "¡Ganamos! ¡El presidente es nuestro!" Inmediatamente después, le tocó al Partido LIBRE utilizar las redes sociales, y en particular un Facebook directo para anunciar al pueblo hondureño: "ganamos las elecciones y tenemos al presidente (Xiomara Castro)".
Poco antes de estos datos oficiales, las primeras informaciones de boca de urna difundidas por Radio América de Tegucigalpa afirmaban que Castro alcanzaba el 48% de los votos, imponiéndose a Asfura (37%), y a la candidata del Partido Liberal, Yani Rosenthal (12%).
Una segunda encuesta a boca de urna del Instituto LeVote, publicada por el diario La Tribuna de Tegucigalpa, también confirmaba la victoria de Castro.
LeVote le otorgaba el 50,5% de las preferencias de los votantes, por delante de Asfura (35,5%) y Rosenthal (12%).
Las elecciones generales en Honduras contaron con una alta participación de los 5,2 millones de electores habilitados, más del 50% de la población (9,5 millones de habitantes), habían informado los medios de comunicación y los observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Luego confirmada por el presidente de la CNE, Kelvin Aguirre, el cual aprovechó para felicitar al pueblo hondureño por alcanzar una participación histórica en estos comicios generales, la cual fue de más de 3.221.000, es decir, el 62% del censo de ciudadanos habilitados.
Los comicios, en los que participaban 14 partidos y 12 candidatos presidenciales, fueron observados por más de 400 enviados especiales de la Unión Europea, la OEA, la Unión Interamericana de Organismos Electorales (Uniore), expresidentes latinoamericanos y misiones de países amigos, entre otros.
La jefa de la misión de Observación Electoral de la Unión Europea (MOE-UE), Zeljana Zovko, declaró que las elecciones se desarrollaron en un "ambiente tranquilo dentro y fuera de las juntas receptoras de voto".
Sin embargo, durante la jornada electoral se reportaron algunas denuncias de irregularidades, como la caída del sitio en internet del Consejo Nacional Electoral (CNE), el cierre temporal de al menos un centro de votación, presuntos votos marcados, y una demora en la apertura de las mesas, que debían habilitarse a las 7.
Pese a ello en Honduras se llevaron a cabo unos comicios con varios asuntos trascendentales en juego en un país en el que crece la violencia política, la migración y la pobreza.
En el último año, se registraron al menos una treintena de asesinatos por motivaciones políticas, que fueron acompañados de acusaciones de corrupción y narcotráfico entre algunos candidatos que salpican incluso al actual presidente, Juan Orlando Hernández.
El triunfo de la esposa del expresidente Zelaya, quien tuvo que salir del país tras el golpe de estado de 2009, supondría el regreso de un gobierno de izquierda a la nación centroamericana.