POR MAURIZIO SALVI

Cargados de historia, muy populares hace 100 años como hoy, decenas de bares y cafés de Buenos Aires se ganaron un lugar en la cultura y la historia de la ciudad por su arquitectura y por haber sido siempre lugares de discusión no solo para la gente común, sino también de académicos, escritores, periodistas y personalidades del espectáculo.
Es por ello que el gobierno de la capital decidió premiar 75 de ellos, reconociéndose como patrimonio cultural y agradeciendo el esfuerzo realizado durante la pandemia para mantenerse abiertos, en un acto celebrado en el salón dorado del edificio La Prensa, sobre la Avenida de Mayo, una de las principales arterias del centro de la ciudad.
Entre los cafés que han obtenido el reconocimiento hay algunos que no necesitan presentación, como el más antiguo de ellos, El Tortoni, fundado en 1858, frecuentado por Luigi Pirandello y Federico García Lorca; la Biela, en la Recoleta, que tiene una mesa expuesta en la que aún hoy están sentados Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares; Le Caravelle, el único de la ciudad donde se puede tomar un espresso de pie, como se hace en Roma o Milán.
La lista es interminable e incluye nombres evocadores como El Colonial, El Federal, Británico, Los Angelitos, Confitería La ideal (un templo del tango tradicional que está terminando una restauración), El Gato negro / Don Vitoriano con su exótica reventa de café y especias, el Florida Garden, Las Violetas, Los 36 billares y Los galgos.
El ministro de Cultura de la ciudad, Enrique Avogadro, destacó que "estos bares son referentes imprescindibles de la historia y de la actividad cultural y social de cada uno de los distritos de la capital". 
"Queremos -agregó- que esta experiencia no pasa desapercibida y, al contrario, trabajamos para la puesta a punto de nuevos estímulos para que la rueda no deje de girar".
Por su parte, Pablo Durán, regidor de la Asociación que agrupa a los bares y cafés relevantes de Buenos Aires, dijo que "nuestros negocios son las chimeneas sin humo de la ciudad, constituyen su vida misma. Muchas historias toman forma alrededor de sus mesas: son el día que comienza cuando se levantan las persianas y no son más que nuestra identidad, el patrimonio indiscutible de nuestra ciudad".