MONTEVIDEO - El fiscal especializado en Delitos de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, presentó ante la justicia una solicitud de procesamiento para tres militares por delitos de lesa humanidad cometidos en 1975 contra 39 adolescentes de entre 13 y 18 años. La denuncia, que había sido presentada el 30 de octubre de 2011 por 20 de esos jóvenes, permitió el pedido de procesamiento por parte de Fiscalía luego de haber confirmado que los casos no quedaban incluidos dentro de la ley de Caducidad. Los militares a los que se pidió procesamiento serían Juan Luis Álvez, Héctor Rombys y Mohacir Leites, según informaron fuentes al portal antimafiadosmil. com.

En abril de 1975 estos 39 jóvenes -la mayoría de ellos liceales- fueron detenidos por militar en la Unión de Juventudes Comunistas (UJC), de forma ilegal y abusiva por integrantes de las Fuerzas Armadas, en el Batallón de Infantería N°10, en el departamento de Treinta y Tres. Varios militares están siendo indagados, pero hasta ahora, la solicitud de procesamiento fue hecha contra el exalférez Mohacir Leites, el excapitán Juan Luis Álvez y el exteniente Héctor Rombys, los tres militares que estuvieron directamente implicados en la detención, secuestro, torturas y abusos de los adolescentes, un hecho terrible no solo por la magnitud del caso, sino principalmente porque en su gran mayoría eran menores de edad.

Consultado por el portal mencionado, Perciballe explicó que se solicitó la formalización de "el jefe del S2 -servicio de inteligencia de las Fuerzas Armadas, ndrque era un teniente en ese momento, un capitán que era el juez sumariante y un alférez que participó en los apremios físicos". Además, explicó que hay otras personas en la mira: "Estos son los primeros procesamientos; hay otras personas que todavía no se ha resuelto las excepciones de prescripción, por eso no se ha pedido los procesamientos, pero también están investigadas". Y confirmó los cargos que se les imputan: "Los delitos que siempre imputamos en estos casos son privación de libertad, abuso de autoridad contra los detenidos y lesiones graves, porque nunca encontramos torturas ya que no estaba creado el delito" al momento de cometido el crimen.

Al respecto, Anti Mafia Dos Mil consultó a Marisa Fleitas, en aquel entonces la más pequeña de los jóvenes que fueron vejados por el salvajismo militar del Estado. Durante su detención y los apremios que atravesó, Marisa tenía apenas 13 años. Para ella, este avance ante la justicia "vale la pena". "Si bien muchas personas me dicen, 'después de tantos años', 'con lo viejos que están, no se darán ni cuenta de lo que les pasa', 'cumplirán condena domiciliaria'". "Y les digo, nuestra lucha no es por venganza, nuestra lucha fue, es y será por justicia. Sus nombres pasarán a la historia como los oficiales del Ejército uruguayo que torturaron niñes y adolescentes. Que denigraron, mancillaron y ensuciaron con mentiras oprobiosas nuestras vidas".

"Se escribirá en la historia, que esas personas, persiguieron, prohibieron estudiar y desterraron de su pueblo a adolescentes, solo por pertenecer a una organización política que, hasta hacía menos de dos años, había sido legal e histórica fundadora del Frente Amplio, que siempre promovió la unidad de la izquierda y les trabajadores uruguayos, y que nos llamó a defender la democracia y la libertad a la hora del golpe de Estado". "Fuimos 20 los que presentamos denuncia, porque algunos de los 39 ya habían fallecido, otres estaban viviendo en el exterior o exilio extendido, algunes no pudieron porque estaban enferm@s, y otros porque el dolor que les causa tener que hablar de lo que les hicieron, les produce un dolor insoportable".

"Denunciamos por todes, porque el nuestro, como tantos, es un caso que debe conocerse en los libros de historia, en las novelas e investigaciones periodísticas, en los audiovisuales, pero también en la justicia, porque el Uruguay tiene que demostrar, y todos debemos poner nuestro granito de arena, que en este país existe la justicia y que no vamos a permitir nunca más que se avasallen todos nuestros derechos y mucho menos el de la niñez y adolescencia". "Hoy están ellos tres en el banquillo de los acusados, los que en ese momento eran: el capitán Álvez, el teniente Rombys y el alférez Leites, algunos de los que nos fueron a buscar, para llevarnos al cuartel de Treinta y Tres y torturarnos hasta estremecer al barrio que lo rodea, con los gritos y llantos de los y las jóvenes que allí dentro tenían secuestrados".

"El camino fue largo y sinuoso, supuso mucho dolor, porque no es fácil ser testigo denunciante de una barbarie, pero valió la pena. Porque la lucha por justicia, siempre vale la pena".