por Esteban Valenti

 

MONTEVIDEO - El mayor retroceso de toda Europa y naturalmente en Italia. En las elecciones generales, triunfo con resultados todavía superiores a los esperados la extrema derecha, encabezada por Giorgia Meloni, una líder pro fascista declarada.

 

Con 45 años, es la primera mujer en la historia de Italia que llegará a presidir el gobierno. Su partido Fratelli d'Italia, obtuvo el 26% de los votos; La Lega el 8.7%, Forza Italia de Berlusconi el 8.1%; otros integrantes de la derecha 0.8% . Total de la derecha 43.60%

A nivel de diputados la derecha en su conjunto obtiene 235 cargos sobre un total de 400 integrantes (mayoría absoluta); Centro Izquierda 80 electos; Movimiento 5 Estrellas 51 diputados; otros 34 diputados. Una verdadera paliza, pues además la derecha se presentó en forma unida en las circunscripciones y se aseguró la victoria en la mayoría absoluta de las regiones, excepto en el Alto Adige y Val D'Aosta (regiones bilingües alemán y francés). La abstención pasa del 28% en 2018 al porcentaje record del 36%.

Estos datos representan una involución para Italia pero también para toda Europa y no es casual, históricamente la península fue siempre la adelantada en el continente en materia de trágicas experiencias políticas. Mussolini marchó sobre Roma en 1922 y se hizo con el gobierno que mantuvo hasta 1943, Hitler recién tomó el poder en 1933 y Franco en 1939 al finalizar la guerra civil iniciada en 1936. Solo en Hungría, que también hoy tiene un gobierno de derecha, el vice- almirante Miklós Horthy tomó el poder en 1920, luego de sofocar la revolución de Béla Kun. Obviamente no solo ni principalmente de la historia se alimentan estas tragedias.

El triunfo del neofascismo es un fracaso estrepitoso del proyecto europeo y un nuevo retroceso en su concepción original de democracias avanzadas, derechos humanos para todos y todas, estados de bienestar social, cultura e inclusión social.

Si queda alguna duda sobre las reacciones en la Unión Europea las declaraciones de Ursula Von Der Leyen, presidenta de la Comisión de la UE, que, con expresión autoritaria y ambigua, había dicho: "Veremos el resultado de la votación en Italia, también hubo elecciones en Suecia. Si las cosas van en una dirección difícil, tenemos instrumentos, como en Polonia y Hungría".

La campaña y el discurso que construyó Fratelli d'Italia dr basó en el descontento social creciente y acumulativo de la "Agenda Draghi" y un perfil católico-nacionalista y antieuropeista. Reflejaba asimismo el rechazo general a los partids más tradicionales en Italia, incluyendo el Partido Democrático que apenas obtuvo el 19.1%. Desde el punto de vista programático el programa de la derecha es ultra reaccionario.

En un momento en el que la propia Unión Europea está atravesada por enfoques diferentes, cuando no conflictivos, de la situación geopolítica, la guerra de Ucrania y la relación más o menos subordinada a EE. UU. y la OTAN, el triunfo de un partido reaccionario de la oposición como Fratelli d'Italia es un factor de inestabilidad que devuelve un mínimo de esperanza al frente pro-Putin, como reconocen incluso los medios de comunicación rusos, que afirman que Italia podría convertirse en "una nueva espina en el costado de la Unión Europea".

De todas maneras la injerencia de Estados Unidos en la política italiana será la espina clavada de un gobierno dirigido por dos partidos, Fratelli d'Italia y Lega, que han hecho del discurso soberanista, antieuropeo y revisionista geopolítico su bandera durante años, frente al enfoque liberal proeuropeo de Forza Italia y sus aliados democristianos menores.

En cuanto a la economía nacional, el deseo de constituir una derecha "presentable", ni abiertamente fascista ni subversiva con respecto a la UE, la OTAN y las "potencias fuertes", obliga a Giorgia Meloni a enfrentarse a una deuda pública que ha superado el 150% del PIB, más de 2.600.000 millones de euros: no será fácil encontrar el dinero para nuevas políticas "expansivas" sin volver a recortar el gasto en infraestructuras y en el Estado del bienestar, sin volver a atacar a la clase trabajadora, como siguen exigiendo los industriales.

Lo que está claro es que las políticas del anterior gobierno "técnico" de Draghi, y por tanto también del centro-izquierda, no han hecho más que favorecer el ascenso de la derecha, sin constituir ninguna alternativa apreciable en materia de derechos, condiciones de la clase trabajadora y de los pobres, represión, nacionalismo y militarismo.

El rechazo a los partidos políticos y a la política está reflejado en la abstención del 36%, con porcentajes mayores entre los jóvenes y en el sur.

A pesar de las declaraciones de "oposición intransigente" emitidas por Letta para el Partido Democrático (PD) y por Conte el líder del Movimiento 5 estrellas (M5S) lodefinitorio será la oposición y las luchas sociales a un gobierno reaccionario y pro-padronal y habrá que ver como se encuentran con los partidos parlamentarios, trabajando para superar la crisis vertical que las políticas de las viejas (y nuevas) corrientes reformistas han generado, llevando a su pérdida notoria de apoyos.

A pesar de que los grandes medios de prensa italianos y europeos han hecho grandes esfuerzos para minimizar este desastre europeo, incluso definiendo al bloque como "centro derecha" o "la alianza conservadora", la realidad es que desde la caída de Musolini en 1943, nunca existió un gobierno de derecha y ultraderecha como el que encabezará Giorgia Meloni.

Y esto sucede en la tercera economía de la Unión Europea, con el triunfo de un partido profascista aliado a la internacional fascista (norteamericana, polaca, húngara, francesa y española).

Con el triunfo indiscutible de Meloni que pasa del 4,4% de votos obtenidos en el 2018 al 26.2% cuatro años después. Un crecimiento meteórico que dará impulso a las corrientes de ultraderecha en toda Europa. ¿Solo en Europa?

La izquierda de fuerte tradición en Italia, que llegó a obtener como Partido Comunista Italiano el 34% de los votos, solo y a gobernar muchas regiones, tendrá que afrontar un debate muy de fondo si no quiere explotar. La gran pregunta es ¿Existe en Italia realmente una izquierda?

En Uruguay, el PD de izquierda obtuvo el 45% de los votos, el porcentaje más alto de todo el mundo. Lo cierto que en Italia, la marcha fascista llegó nuevamente a Roma, 100 años después.