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ROMA - Los primeros efectos de las medidas drásticas del ministerio de Educación sobre el uso de teléfonos inteligentes en las aulas ya comienzan a verse y el 75% de los estudiantes admite que la medida les provoca una mayor atención, mientras que el 18% coincide con la norma.
Y ello a pesar de la circular enviada a los colegios a finales de diciembre -en la que se invita a evitar en lo posible la tentación de mirar la pantalla del móvil durante las clases, salvo autorización expresa por motivos educativos-, lo que otorga a los colegios una amplia libertad de maniobra.
Según una encuesta realizada por el sitio Skuola.net -entrevistas a 1.800 estudiantes de escuelas secundarias, institutos técnicos y profesionales cuando regresaron a la escuela después de las vacaciones de Navidad-, hasta 1 de cada 6 estudiantes encontró una " sorpresa" esperándolos: indicaciones específicas o nuevas prohibiciones, puestas en papel.
Números sustanciales que se suman a la larga lista de escuelas que ya habían actuado de manera independiente en el tema en el pasado, con base en la legislación de referencia emitida a lo largo de los años, en primer lugar, la circular de 2007 firmada por el entonces ministro de Educación Fioroni quien, por antes, había abordado el tema.
Al final, en balance, actualmente el 75% de los estudiantes entrevistados declara una mayor atención de la escuela sobre el uso de teléfonos inteligentes con fines de distracción personal, resultado de normas escritas o indicaciones verbales.
Aunque, entonces, el nivel de "rigor" aplicado en la práctica puede variar mucho. En casi la mitad de los casos (44%) no existen penas preestablecidas en función de la infracción cometida. Al mismo tiempo, sin embargo, no es desdeñable el hecho de que en el resto de los casos las consecuencias pueden ser bastante graves: 1 de cada 3 dice que puede dar lugar a una nota en el registro, 1 de cada 4 incluso a la suspensión.
Pero que el clima ha cambiado también se puede percibir en las respuestas de los estudiantes. Antes de la última circular, en casi el 90% de los casos -independientemente de la existencia de reglas claras- el 49% dijo que usaba el celular incluso durante las clases. Ahora la imagen ha cambiado. En la mitad de los casos, para evitar problemas, los dispositivos se utilizan con menos descaro (40%) o incluso han desaparecido por completo de debajo del pupitre (10%).
Además, contrariamente a lo que se podría pensar, la intervención en Viale Trastevere no encuentra a todos los estudiantes en desacuerdo. De hecho, para el 18% es "sacrosanto" prohibir el smartphone en la escuela para fines distintos a la docencia y el 32% está de acuerdo con la previsión de sanciones en caso de incumplimiento de normas codificadas. Sin embargo, la posición que es más popular es la de mediación.