No es muy difícil darnos cuenta de lo que está ocurriendo a nivel global con respecto al exponencial crecimiento de algunos comodities que son parte de la alimentación diaria de 8000 millones de personas. Pero, no solo pan, pasta y aceite, sino todos los productos alimenticios cuestan más o no están disponibles con la guerra en curso.

Esta confrontación tuvo consecuencias directas e indirectas en todo el mundo sobre el sector alimentario, tanto es así que se considera que, a nivel planetario, están cambiando rapidamente y cambiarán, los consumos y hábitos a partir de este año. La crisis alimentaria desatada por la guerra en Ucrania tiene consecuencias, directas e indirectas, mucho mayores de lo que podemos ver en la vida cotidiana. Los hábitos alimentarios y de consumo han cambiado mucho en los últimos meses: no solo en Europa, sino en todo el mundo. 

El problema más importante tiene que ver con muchos países tercermundistas que corren el riesgo de tener que enfrentarse a una auténtica emergencia alimentaria: por el aumento de los precios de las materias primas y las dificultades de abastecimiento, con consecuentes aumentos de costos de transporte, seguro, fob etc. A parte, estas consecuencias de la guerra de Ucrania atañen a todos los países y no se salva ningún alimento básico, así como los denominados “de costumbre humanitaria” como té y arroz, 

El colapso de las exportaciones de té

Uno de los primeros ejemplos es el del té y el desplome de las exportaciones para Sri Lanka, país que está viviendo una crisis económica ligada a la prohibición de algunos fertilizantes. En el primer trimestre de 2022, las exportaciones de té sufrieron la mayor caída en 23 años. Para Sri Lanka el té es como para nosotros la carne.  En los tres primeros meses del año se exportaron 63.700 toneladas de té frente a las 69.800 del mismo período del año anterior. Nunca han sido tan pocos desde 1999, con una pérdida de ingresos estimada de aproximadamente 51 millones de dólares. Las exportaciones de té son cruciales para la economía de Sri Lanka, con ingresos de alrededor de 1300 millones al año, incidiendo en más de un 5% sobre el PBI. Cerca del 10% de la caída de las exportaciones se debe precisamente a la invasión rusa de Ucrania, justamente porque Rusia y Ucrania se encuentran entre los principales compradores del te de Sri Lanka.

El escaseo de trigo reduce el consumo drasticamente

Para Japón, por ejemplo, la dificultad para encontrar trigo sarraceno pone en crisis la cocina japonesa, especialmente la más barata, la que consume el pueblo, teniendo en cuenta que esta materia prima es fundamental para los fideos japoneses y el ramen. Rusia está entre los principales productores de trigo sarraceno. Otro enorme problema para Japón, es el del aumento, en 2022,   de un 5% en la soja. Tokio, por ahora,  sigue importando trigo ruso, pero hay interrupciones en los envíos y retrasos en los suministros, con consecuencias inevitables teniendo en cuenta que Japón produce sólo el 40% de sus necesidades.

Crisis  alimentaria: el arroz reemplaza a los cereales

Ucrania es conocida como el granero del mundo y el precio de los cereales subió un 38% desde que comenzó la guerra.  Los costos de los fertilizantes agrícolas también aumentaron en similar porcentaje. El uso de soluciones alternativas aumentó aumentado en muchos mercados: este es el caso del arroz, por ejemplo, que igual comienza a escasear en su demanda.

De cualquier manera,  el precio del arroz se mantuvo bastante estable y su consumo aumentó. Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, el consumo mundial estaría cambiando de trigo a arroz en muchas áreas, precisamente por la estabilidad del precio, sobre todo en los países más pobres. El aumento del costo de los cereales, debería aumentar aún más el consumo de arroz. Es el único alimento básico que no ha sufrido grandes cambios y por el cual se garantiza un buen abastecimiento 

¿Cuales son los países más en riesgo?

El informe mundial anual sobre crisis alimentarias del programa alimentario FAO-ONU-UE hace hincapié sobre los riesgos derivados del aumento de los precios en los países más pobres. Entre los que más luchan contra la crisis alimentaria, muchos dependen casi por completo de Rusia y Ucrania para importar cereales: es el caso de Somalia (90 %), la República Democrática del Congo (80 %) y Madagascar (70 %), donde los cereales son los productos básicos para la alimentación popular. Todo esto, sin considerar que, el aumento de los combustibles y fertilizantes está sacando provocando un panorama mucho más crítico. El mioedo es que la inseguridad alimentaria pueda conducir a una verdadera crisis en otros países como Afganistán, Haití, Siria, Yemen, Etiopía, Somalia y Sudán del Sur.

STE. CAS.