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NUEVA YORK - Una tendencia que pone en riesgo el futuro de Estados Unidos encendió la señal de alarma entre las autoridades educativas: Cada vez menos jóvenes encaran una carrera universitaria, lo que comienza a repercutir directamente en la fuerza laboral nacional.
En la actualidad hay cuatro millones de estudiantes menos en las universidades que hace 10 años, de acuerdo a cifras oficiales.
Varios observadores coinciden en culpar a la pandemia de Covid-19 por la caída en el número de estadounidenses menores de 18 años que, una vez que terminan la educación media, deciden salir directamente al mercado laboral sin la preparación necesaria para encarar un futuro profesional.
Los responsables educativos están lidiando con lo que dicen que se ha convertido en una tendencia: la "alarmante" disminución en el número de graduados de secundaria dispuestos a invertir el tiempo y el dinero que se necesita para ir a la universidad.
Las fuentes del Departamento de Educación subrayan que esta disminución sin precedentes de la matrícula es probable que disminuya la calidad de vida de las personas y la competitividad económica de la nación.
"Con la excepción de los tiempos de guerra, Estados Unidos nunca ha pasado por un período de disminución de los logros educativos como el actual", expresó Michael Hicks, director del Centro de Negocios e Investigación Económica del Miller College of Business de la Universidad Ball State.
Si bien la pandemia ciertamente empeoró las cosas, la recesión escolar comenzó mucho de la aparición del Covid-19.
La demografía por sí sola, sostienen las fuentes, no puede explicar la escala de esta caída.
Y las estadísticas desmienten el argumento de que los recién graduados de secundaria están consiguiendo empleo en lugar de ir a la universidad: la participación en la fuerza laboral de los jóvenes de 16 a 24 años es menor de lo que era antes de la llegada del Covid, informó la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés).
Grupos de expertos, así como encuestas de opinión pública, apuntan a otras razones difíciles de resolver de la fuerte tendencia a la baja.
Estos incluyen un escepticismo generalizado y de rápido crecimiento sobre el valor de un título, la impaciencia con el tiempo que se tarda en obtener uno y los costos que finalmente han excedido la capacidad o disposición de pago de muchas personas.
La disminución es peor en algunos estados que en otros.
La proporción de graduados de secundaria en Tennessee que van directamente a la universidad, por ejemplo, ha caído al 53%, 11 puntos porcentuales menos desde 2017.
En Indiana cayó también al 53% en 2020, 12 puntos porcentuales menos que cinco años atrás y a un ritmo que el comisionado estatal de Educación Superior, Chris Lowery, consideró "alarmante".
En Virginia, el 46% de los graduados de secundaria de 2021 fueron a la universidad el otoño siguiente, 10 puntos por debajo del máximo de ese estado del 56% en 2010.
El 54% de los graduados de secundaria de 2021 en Michigan fueron directamente a la universidad, 11 puntos menos que en 2016.
Los estadounidenses dudan cada vez más sobre la necesidad de ir a la universidad.
Menos de 1 de cada 3 adultos dice ahora que un título vale la pena, según una encuesta de la organización sin fines de lucro Strada Education Network, que lleva a cabo investigaciones y apoya financieramente formas de ampliar el acceso a la educación superior.
"Esa conversación ha surgido con mayor frecuencia:¿Vale la pena?", señaló Jennifer Kline, consejera de Festus High School, Missouri, un estado donde la proporción de graduados de secundaria que van directamente a la universidad se ha reducido en 6 puntos porcentuales desde 2017, al 61%.